Triple crimen de Florencia Varela foto reeditada digitalmente por LA17
A una semana del hallazgo de los cuerpos de Lara Gutiérrez, Brenda del Castillo y Morena Verdi, la investigación judicial confirmó que se trató de un crimen vinculado al narcotráfico y la prostitución. Las jóvenes habían desaparecido el viernes por la noche y fueron encontradas descuartizadas en una vivienda de Villa Vatteone, en Florencio Varela.
Los primeros datos señalan que las víctimas subieron a una camioneta blanca en La Tablada rumbo a una fiesta que nunca existió. “Fue una emboscada planificada para llevarlas hacia un lugar donde ya las esperaba la muerte”, afirmaron fuentes cercanas al expediente. Los teléfonos se apagaron pocas horas después y las familias realizaron la denuncia.
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La reconstrucción del recorrido del vehículo, junto con el rastreo de antenas de telefonía, permitió ubicar la pista en Florencio Varela. Un allanamiento en una casa del barrio Villa Vatteone terminó con dos detenidos sorprendidos mientras intentaban limpiar la escena con lavandina. Allí mismo, tras varias horas de excavación, fueron hallados los restos de las jóvenes enterrados en el patio.
Las autopsias revelaron un nivel de violencia inusitado. Lara Gutiérrez presentaba amputaciones, quemaduras y cortes mortales en el cuello, mientras que Brenda del Castillo sufrió fracturas de cráneo y heridas punzocortantes. En el caso de Morena Verdi, el informe indicó una luxación cervical y múltiples golpes.
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Un dato estremeció aún más la causa: los asesinatos habrían sido transmitidos en vivo por redes sociales, en un canal seguido únicamente por integrantes de un clan narco. Durante esa transmisión, uno de los atacantes advirtió: “Esto pasa si me robás droga”.
Los primeros detenidos fueron Magalí Celeste González Guerrero y Andrés Maximiliano Parra, acusados de encubrimiento. Luego, las autoridades capturaron a Iara Daniela Ibarra y a Miguel Ángel Villanueva Silva, de nacionalidad peruana. Villanueva fue señalado como presunto narco vinculado a la Villa 1-11-14.
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El nuevo fiscal de la causa, Andrés Arribas, imputó a Villanueva y Parra por homicidio triplemente agravado, mientras que a González Guerrero se la acusa de encubrimiento. La hipótesis principal sostiene que el crimen fue una venganza narco con un mensaje disciplinador hacia otros miembros del negocio ilegal.
La investigación apunta ahora a un joven apodado “Pequeño J” o “Julito”, presunto autor intelectual de la masacre. Las fuerzas de seguridad creen que se trata de un líder narco peruano de unos 23 años con base en la Villa Zavaleta. Sin embargo, los primeros allanamientos en ese asentamiento resultaron negativos.
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Por el momento, no se confirmó la identidad ni el paradero del supuesto jefe narco. Los investigadores admiten que aún existen clanes extranjeros que operan en silencio y que este hecho podría marcar la aparición de un nuevo actor en la trama criminal del Conurbano.
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