El color y aspecto de la lengua puede revelar problemas digestivos e inmunológicos

El aspecto de la lengua puede aportar más información sobre la salud de lo que comúnmente se cree, según explicó el médico internista y especialista en epigenética Alexandre Olmos. A través de sus redes sociales, el profesional instó a prestar atención a este órgano muscular, ya que puede ser una herramienta útil para identificar desequilibrios digestivos, deficiencias nutricionales e incluso problemas inmunológicos.

“Acércate al espejo y mira cómo tienes la lengua. La lengua es una de las mejores formas para saber qué está pasando dentro de tu cuerpo”, señaló Olmos en un video difundido en TikTok. El análisis visual, sostuvo, puede ser decisivo para advertir desde inflamación intestinal hasta carencias vitamínicas.

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Uno de los signos más frecuentes que mencionó el especialista es la presencia de una capa blanca o espesa sobre la superficie, lo que podría indicar alteraciones en la microbiota intestinal, candidiasis o acumulación de toxinas. “Si notas que tu lengua está blanca o con una capa espesa, esto puede indicar desequilibrios en tu microbiota o problemas digestivos”, remarcó el médico.

El profesional también advirtió que una lengua agrietada o demasiado seca puede estar vinculada con déficit de vitaminas del grupo B o deshidratación, mientras que las marcas en los laterales, semejantes a impresiones dentales, podrían asociarse a retención de líquidos o inflamación intestinal.

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Otro signo a tener en cuenta es la coloración. Una lengua de tono rojo muy intenso podría interpretarse como una señal de problemas hepáticos o falta de hierro, aunque el médico aclaró que ciertos alimentos, como el café, el té o la cúrcuma, pueden teñirla temporalmente sin implicar una patología.

Más allá de estas variaciones, los especialistas coinciden en que una lengua considerada sana debe ser rosada, simétrica y con forma redondeada, aunque en algunas poblaciones africanas, asiáticas o mediterráneas puede aparecer con pigmentaciones púrpuras o marrones que no representan una anomalía.

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La recomendación general es prestar atención a los cambios persistentes en la lengua, ya que pueden constituir un signo de alerta y justificar una consulta médica. Para Olmos, este sencillo hábito puede convertirse en un recurso cotidiano de prevención y cuidado personal.

Fuente: El Confidencial.