

El Teatro Negro de Praga, un espectáculo que ha cautivado a más de 9 millones de espectadores en todo el mundo, llega a la Argentina para deslumbrar con su magia y creatividad sin palabras. Jiří Srnec, hijo del fundador de esta emblemática compañía, en comunicación desde Praga con La Gran Mañana por #LA17, nos comparte su visión sobre esta fascinante propuesta que ha cruzado generaciones y continentes.


El origen de este fenómeno tiene más de 60 años. En 1961, el padre de Isis, el creador del teatro, ideó la técnica en una escuela de títeres en Praga, por pura casualidad. En ese entonces, mientras ensayaba con sus estudiantes, notó algo extraño: al usar ropas negras y una luz tenue, los cuerpos de los actores desaparecían, dejando solo los objetos en movimiento.
OTRAS NOTICIAS
"Fue un efecto muy extraño", recuerda Jiří. Tras varios años de pruebas y mejoras, perfeccionaron lo que hoy conocemos como Teatro Negro, una experiencia visual y sensorial única donde los objetos adquieren vida propia.
Jiří, quien continúa el legado de su padre, destaca la simplicidad y la poesía de este teatro, donde no se depende de tecnología avanzada, sino del ingenio humano. "Todo lo que ocurre en el escenario lo hacemos con las manos, no con máquinas", comenta. Esta pureza es lo que hace que el público, desde niños hasta adultos, se conecte emocionalmente con el espectáculo.
Aunque el mundo avanza rápidamente hacia la tecnología y la inteligencia artificial, Srnec cree firmemente que lo que hace único al Teatro Negro es la imperfección humana que se refleja en cada movimiento. "El teatro no es perfecto, pero eso es lo que lo hace vivo", explica con pasión.
OTRAS NOTICIAS
El espectáculo, que consta de ocho sketches llenos de magia y emoción, ha sido aclamado en lugares como Broadway, y ahora recorre el mundo, incluyendo una gira por la Argentina. En esta oportunidad, el público podrá disfrutar de la propuesta en ciudades como Trelew y otras localidades de la Patagonia. "Nos gusta visitar lugares más pequeños, porque ahí podemos sentir el verdadero corazón del público", menciona Srnec, quien también reconoce el valor de conectar con las personas fuera de las grandes capitales.
Teatro Negro de Praga no es solo un show visual; es una experiencia emocional, que involucra al público en cada historia contada. Los objetos, en lugar de ser simples decorados, "cobran vida" en el escenario, generando momentos de verdadera magia.

















