San Lorenzo acumula 12 inhibiciones de FIFA y se convierte en el club más sancionado del continente

San Lorenzo de Almagro atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia reciente. Con la duodécima inhibición activa en la FIFA, el club se convirtió en la institución más sancionada del continente, superando a cualquier otro equipo sudamericano en cantidad de reclamos vigentes. La última notificación, al igual que las seis recibidas el lunes, fue emitida por tiempo indefinido a raíz de los reclamos del defensor colombiano Rafa Pérez y por un porcentaje del mecanismo de solidaridad del pase de Diego Herazo, correspondiente a Deportes Tolima.

El caos institucional se profundiza en medio de una delicada situación económica. La dirigencia azulgrana mantiene múltiples frentes abiertos por deudas salariales, contratos impagos y compromisos incumplidos con entidades del exterior. Según trascendió, el plantel evalúa no presentarse a los entrenamientos hasta que se regularice el pago de haberes, reflejando la tensión que atraviesa el vestuario.

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A corto plazo, San Lorenzo no tiene previsto abonar las inhibiciones ni presentar descargos ante la FIFA, debido a que prioriza otros compromisos financieros urgentes, entre ellos el pedido de quiebra presentado por un fondo suizo que reclama el cumplimiento de obligaciones impagas. Esta situación deja al club nuevamente sin posibilidad de incorporar refuerzos en el próximo mercado de pases, por segundo período consecutivo, hasta tanto logre levantar las sanciones mediante el pago o acuerdo con los acreedores.

Las inhibiciones, que se activan cuando los clubes no cumplen con pagos estipulados por transferencias o rescisiones, impiden registrar nuevos contratos hasta que las deudas sean saldadas. En el caso de San Lorenzo, los expedientes se multiplicaron en los últimos dos años, y la institución mantiene reclamos abiertos en distintos organismos internacionales.

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Mientras la Comisión Directiva busca una salida que evite la asfixia financiera, los hinchas expresan su preocupación ante la falta de conducción clara y planificación deportiva. La imposibilidad de incorporar futbolistas y el riesgo de perder talento propio agravan un panorama que combina crisis económica, deterioro institucional y descontento interno.

El futuro inmediato del club depende de negociaciones aceleradas con acreedores y de una eventual venta de jugadores que permita generar ingresos. Sin embargo, el margen es cada vez más estrecho y las sanciones de FIFA ubican a San Lorenzo en una situación inédita para una entidad de su prestigio.