El monstruo más humano nuevamente en las pantallas: del Toro reinventa Frankenstein en Netflix

Guillermo del Toro cumplió un viejo sueño: filmar su propia versión de Frankenstein. La película, inspirada en la obra de Mary Shelley, debutó en el Festival de Venecia con una ovación de trece minutos y un elenco que brilla en cada plano: Oscar Isaac, Jacob Elordi, Mia Goth y Christoph Waltz.

“He vivido con la creación de Mary Shelley toda mi vida. Para mí, es la Biblia”, confesó el cineasta mexicano, que quiso abordar la historia desde un costado más íntimo y emocional. “Quería cantarla en otro tono, con una emoción distinta”, agregó. En su versión, el monstruo no es solo una criatura: es el espejo del alma humana.

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El relato sigue a Víctor Frankenstein, un joven obsesionado con vencer a la muerte. Lo logra, pero el resultado lo aterra. Ese abandono desata una cadena de tragedias que revela la culpa y el rechazo social como motores del horror. Del Toro vuelve a poner en primer plano la fragilidad del hombre frente a su propia ambición.

El rodaje se realizó entre Toronto y Escocia, en escenarios cargados de niebla y arquitectura gótica. Jacob Elordi —quien interpreta a la criatura— pasaba hasta diez horas diarias en maquillaje. “Cuando nace, tiene el pecho abierto y la cabeza alta. Luego, cuando siente dolor, se encorva. Y de adulto, se cierra”, contó sobre la evolución física del personaje.

Oscar Isaac encarna a un Frankenstein brillante y cada vez más hundido en su locura. Los medios especializados destacaron su actuación como una de las más intensas del año. Mia Goth aporta ternura y misterio en el papel de Elizabeth, mientras Christoph Waltz encarna a un mecenas que representa el límite moral de la ciencia.

La recepción en Venecia fue unánime. Variety elogió a Elordi y calificó el trabajo técnico como “uno de los logros más notables del cine reciente”. Fotogramas señaló que “nadie ama a los monstruos como Del Toro”, mientras The Hollywood Reporter la describió como “una narración de excepcional belleza y creatividad”.

En The Guardian la llamaron “un melodrama monstruosamente bello”, y Collider resaltó su equilibrio entre horror y ternura: “Del Toro no solo adapta la historia, le da nueva vida de una forma preciosa.” Incluso The Telegraph, más conservador, admitió que la actuación de Elordi “hace sentir simpatía por el diablo”.

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La mirada del director conecta con sus obras anteriores, como El laberinto del fauno o La forma del agua. En todas, los monstruos representan a los marginados del mundo. Su Frankenstein es una reflexión sobre la soledad, la empatía y el precio de la creación.

Con un despliegue visual deslumbrante y un tono poético, Del Toro entrega una película que trasciende el terror. Es una historia sobre la humanidad y sus heridas más profundas. Más de dos siglos después, Frankenstein vuelve a recordarnos que lo monstruoso, muchas veces, tiene rostro humano.