La tucura sapo avanza sobre el norte santacruceño y deja campos devastados en pocos días

El avance explosivo de la tucura sapo en el norte de Santa Cruz encendió señales de alarma entre productores y autoridades ambientales. En la estancia El Correntoso, un establecimiento centenario ubicado a pocos kilómetros del Paso Roballo, la plaga arrasó en cuestión de días con grandes superficies de pastizales y dejó a la producción ganadera en una situación crítica. “Hoy lo está destrozando”, describió con angustia la productora Elvira Cvjetanovic al conversar con medios nacionales, mientras observaba cómo el verde del campo se transformaba en un paisaje apagado y uniforme.

La productora, que administra el establecimiento junto a su hermana y pertenece a una familia con más de cien años de historia ganadera en la región, relató que la presencia del insecto pasó de ser una señal aislada a convertirse en una invasión. “Hace cuatro o cinco días había unas pocas; ahora hay un montonazo”, afirmó, señalando que el movimiento del insecto es similar al de una manga que avanza sin detenerse hasta consumir todo lo que encuentra. La tucura sapo, conocida científicamente como Bufonacris claraziana, no representa un riesgo para animales ni personas, pero provoca un daño profundo en pastizales naturales e implantados, lo que afecta de manera directa a la producción ovina.

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La situación llevó a las hermanas Cvjetanovic a tomar una decisión difícil: destinar los ahorros destinados a mejoras en las viviendas del campo para adquirir un dron fumigador. “Cometí el error de no fumigar cuando apenas las vimos”, reconoció Elvira. Su experiencia, marcada por la urgencia y la pérdida, derivó en un consejo claro para otros productores: “Aconsejo fumigar a tiempo, porque después es demasiado tarde”. La elección de utilizar tecnología propia responde también al alto costo que implica contratar un servicio especializado en la región, donde las extensiones son amplias y la logística se vuelve compleja.

Aunque en Santa Cruz existe resistencia al uso de químicos, especialmente en zonas cercanas a cursos de agua y fauna silvestre, la productora insistió en que actuaron bajo recomendación técnica. “Nos dijeron que había que tener especial atención con cursos de agua, animales y otros insectos, pero que el pastoreo podía continuar”, explicó, remar­cando que el daño ambiental provocado por la plaga supera cualquier riesgo controlado del manejo químico temprano.

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El avance de la tucura no sorprende a los organismos especializados. En octubre, el Senasa emitió una alerta preventiva para Río Negro, Chubut y Santa Cruz luego de detectar nacimientos masivos del insecto. La medida, vigente hasta marzo, busca antici­par los brotes y promover controles tempranos. Desde el Consejo Agrario Provincial advirtieron que la población del insecto crece con rapidez y pidieron reportes inmediatos para coordinar acciones. En diálogo con productores, el director de Desarrollo Agrícola, Giovanni Di Lillo, recordó que la tucura cumple ciclos poblacionales de tres años pero que las condiciones actuales pueden acelerar su expansión. “Con la sequía actual, el impacto puede ser mayor, porque consume todo tipo de pastizales”, expresó.

El impacto económico golpeó fuerte a la familia Cvjetanovic, que vio desvanecerse meses de trabajo y proyectos para mejorar la infraestructura del campo. “Todo lo que habíamos hecho para mejorar el campo, estos bichos se lo están comiendo”, lamentó Elvira, quien trabaja desde hace veinticinco años en el mismo establecimiento que antes administraron su padre y su abuelo. Además de la pérdida productiva, la preocupación se centra en la degradación del suelo y el avance de la desertificación. “Este bicho deja sin nada al resto de los animales y acelera la desertificación. Es terrible”, advirtió.

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Mientras esperan que llegue el dron fumigador, las productoras avanzan en un plan de control para mitigar daños y evitar que la situación se repita. El Consejo Agrario Provincial, que integra el Comité Patagónico de Lucha contra la Tucura junto a otras provincias, analiza adaptar métodos de control utilizados en Chubut, donde la experiencia en brotes similares permitió aplicar estrategias que combinan vigilancia, diagnóstico temprano y técnicas de manejo químico.

La familia busca dar una respuesta rápida, pero también piensa en los productores vecinos que atraviesan el mismo escenario. “Vamos a trabajar en un plan de manejo para que no vuelva a pasar y para que no le pase a nadie más”, resumió Elvira, convencida de que la única forma de salir adelante es con acción conjunta, acompañamiento técnico y decisiones a tiempo.