Nahuel Losada, el héroe en la dramática final de Asunción

Lanús celebró una consagración inolvidable en Asunción, donde la final ante Atlético Mineiro se resolvió con una tanda de penales llena de tensión después del 0-0 en el tiempo regular. El Granate mantuvo su firmeza en cada tramo del encuentro y mostró una personalidad sólida ante un rival siempre intenso. La noche quedó marcada por un clima eléctrico que acompañó cada remate.

La figura de Nahuel Losada se agigantó desde el primer penal, cuando leyó con claridad la intención de Hulk y sostuvo el arco en cero. Esa intervención inicial cambió el ánimo de todos sus compañeros y dio un impulso emocional que pesó en los tiros posteriores. La hinchada de Lanús respondió con un rugido que atravesó el estadio.

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Walter Bou abrió la serie, aunque su remate flojo permitió la atajada de Everson y generó murmullos que inquietaron al banco argentino. Pese a ese arranque adverso, el equipo mantuvo la calma y se acomodó rápido en la secuencia. La mirada de Bou reflejó bronca, pero también confianza en que la historia seguiría abierta.

Carlos Izquierdoz mostró seguridad total cuando tomó la pelota y definió cruzado para marcar. “Sabía adónde quería colocarla”, expresó luego ante la prensa con una sonrisa tranquila. Scarpa respondió de inmediato con un zurdazo que volvió a instalar el equilibrio.

Sasha Marcich convirtió con un tiro que rozó al arquero rival y entró casi pidiendo permiso. Esa tensión también se percibió en el remate posterior de Igor Gomes, quien colocó la pelota con paciencia y volvió a empatar la tanda. Los jugadores intercambiaron miradas cargadas de nerviosismo.

Dylan Aquino pateó con decisión y volvió a adelantar a Lanús, ubicando su tiro abajo y contra el poste en un gesto técnico impecable. Losada reforzó esa ventaja con otra atajada que desató un estallido en la tribuna granate. La serie parecía inclinarse de manera definitiva.

El momento decisivo llegó con Lautaro Acosta, que caminó hacia la pelota con el peso de la historia sobre sus hombros. Su remate al medio tomó demasiada altura y silenció al público durante algunos segundos. Everson aprovechó ese impulso emocional y convirtió el penal siguiente para mantener con vida a Mineiro.

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El ritmo no frenó mientras ambos equipos avanzaban en busca de un cierre favorable. Agustín Cardozo respondió con un tiro firme que devolvió la ventaja mínima para Lanús, sin mostrar afectación por el fallo anterior del ídolo del club. Alexsander volvió a igualar con un zurdazo preciso que mantuvo la pulseada.

Franco Watson tomó su penal con aplomo y logró convertir pese a la presión que marcaba cada paso hacia el punto blanco. Su festejo fue breve, consciente de que todavía quedaba un tiro rival. Las cámaras enfocaron a Losada, que respiró profundo antes del momento final.

Losada contuvo el remate débil de Vitor Hugo y se transformó en héroe absoluto, desatando una celebración que viajó desde el Defensores del Chaco hasta cada rincón granate. La atajada final coronó una actuación monumental que recordó a gestas recientes del fútbol argentino bajo los tres palos. Lanús levantó así su segunda Copa Sudamericana en una noche escrita para quedar en el recuerdo.