
Flybondi deberá pagar más de $1,5 millones a un pasajero tras reprogramar tres veces su vuelo
Actualidad25/11/2025
REDACCIÓN
La Justicia Federal de Córdoba dictó una sentencia que ya genera debate en el ámbito aerocomercial al condenar a Flybondi a indemnizar con más de un millón y medio de pesos a un pasajero cuyo vuelo fue reprogramado en tres oportunidades consecutivas, impidiéndole completar el tramo Córdoba–Buenos Aires y obligándolo a resolver por su cuenta una conexión internacional clave rumbo a Israel.


El fallo, firmado por el juez Carlos Arturo Ochoa del Juzgado Federal N°1, determinó que el usuario debió comprar un pasaje de Aerolíneas Argentinas por $246.950 para realizar el viaje que la compañía low cost no garantizó, un gasto que fue reconocido como daño emergente. Pero la mayor novedad del expediente recayó en el rubro del daño moral: $1.300.000 en concepto de afectación emocional y estrés, una cifra poco habitual en la jurisprudencia aeronáutica.
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Para el magistrado, la sucesión de reprogramaciones —incluso cuando la última no superó el límite de cuatro horas previsto por la normativa— configuró un escenario de incertidumbre y angustia evidente, agravado por la falta de información clara y por la ausencia de alternativas ofrecidas por la aerolínea. Según la resolución, Flybondi no cumplió con su deber de comunicación ni con la obligación de reubicar al pasajero en otra empresa disponible.
El juez entendió que la experiencia del usuario fue perturbada de manera significativa, con un impacto que excedió el perjuicio económico. Por eso, el fallo instaló la idea de que el daño moral en el transporte aéreo no solo es resarcible, sino que puede tener un peso proporcional a la afectación sufrida, especialmente en casos donde se comprometen viajes internacionales o situaciones sensibles.
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La sentencia ya es observada como un posible precedente para futuros reclamos, en un contexto en el que el sector atraviesa tensiones por demoras, cancelaciones y modificaciones operativas. Algunos especialistas advierten que, si este criterio se afianza, las aerolíneas deberán reforzar estándares de comunicación, reubicación y asistencia.
En paralelo, la ANAC continúa con su plan de modernización de los sistemas de reclamos y supervisión, aunque el fallo introduce un mensaje contundente hacia las compañías: el daño emocional también importa y debe ser atendido. En un año donde la experiencia del pasajero volvió a ocupar el centro del debate, este caso podría marcar una referencia para nuevos planteos judiciales.




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