“Chiqui” Tapia: sueldos millonarios, horas declaradas mínimas y una DJ bajo la lupa
Actualidad02/12/2025
Sergio Bustos
Claudio "Chiqui" Tapia.
Claudio “Chiqui” Tapia quedó otra vez en el centro de la conversación pública por una declaración jurada patrimonial presentada en julio pasado a partir de su rol como presidente de la Ceamse. El documento deja a la vista montos de ingresos muy altos, una carga horaria llamativa en uno de sus cargos y un reparto de actividades que reaviva preguntas.
Tapia figura con tres trabajos, pero con una particularidad que siempre genera impacto: por el cargo más visible, la presidencia de la AFA, dice no cobrar sueldo. En cambio, los ingresos fuertes aparecen vinculados a su función como vicepresidente segundo de la Conmebol y a su presidencia en la empresa estatal de residuos del AMBA.
En números, Tapia informó más de 818 millones de pesos anuales en ingresos netos. Eso equivale a unos 68 millones por mes, de bolsillo, según el propio detalle que surge de su declaración. El volumen del monto lo ubica muy por encima de cualquier referencia salarial habitual del sector público.
La Ceamse recoge una porción menor del total, pero igual relevante. Tapia consignó que alrededor de 8 millones por mes provienen de su trabajo en esa empresa. También detalló que dedica unas 15 horas semanales, lo que se traduce en unas tres horas por día hábil, siempre según lo declarado.
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El cargo en Ceamse tiene además un recorrido político. Tapia llegó a la presidencia en enero, después de haber sido vicepresidente durante casi una década, en representación de la Ciudad de Buenos Aires. Ese cambio se dio tras movimientos cruzados entre la gestión porteña y la provincia, que también administra la sociedad del Estado.
La Conmebol aparece como el principal empleador en la declaración. El documento consigna que la confederación sudamericana le paga cerca de 60 millones de pesos por mes. El dato que más ruido genera no es solo el monto, sino el tiempo informado: Tapia declaró dedicar 120 minutos por semana a esa función.
Ese contraste entre salario mensual y horas consignadas alimenta una lluvia de interpretaciones. En términos simples, el documento describe un cargo con retribución altísima y una dedicación semanal muy acotada, un combo que se convirtió en el corazón de la polémica.
A ese cuadro se suma otro elemento que surge de registros previsionales: en Anses figura una relación laboral adicional. Tapia aparece activo como empleado de Solbayres, una firma que trabaja en servicios de limpieza y recolección de residuos en la Ciudad de Buenos Aires. Con ese dato, queda asociado al negocio de la basura tanto desde el Estado como desde el sector privado, al menos en términos de registros.
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En el plano institucional, también se menciona su rol en Barracas Central, club del que es presidente. No figuran ingresos formales por esa función, aunque se consigna actividad administrativa vinculada a su firma de cheques. En la declaración, ese rol no aparece como fuente salarial.
La DJ incorpora además ingresos extraordinarios por venta de bienes, viáticos y rentas financieras. El detalle menciona más de 200 millones de pesos adicionales en distintos conceptos. Dentro de ese paquete aparecen viáticos de la AFA por traslados y comidas, y también ingresos por intereses de plazos fijos y diferencia de cambio de dólares.
En ese tramo surge una contradicción que vuelve a disparar preguntas: en la misma declaración, Tapia asegura no poseer títulos ni otras inversiones. También declara que ni él ni su grupo familiar tienen dinero en efectivo ni depósitos en entidades bancarias. Ese punto choca con la existencia de ingresos financieros declarados y deja un signo de interrogación abierto.
El patrimonio inmobiliario aparece como el rubro más voluminoso. Tapia declara siete propiedades, todas gananciales y con titularidad del 100%, según lo informado a partir del documento. En la lista figura una casa en Beccar valuada en dólares como el activo principal, además de inmuebles en Río Luján, San Juan y la Ciudad de Buenos Aires.
En vehículos, declara dos automotores gananciales con valores consignados en pesos. También sostiene, en su descargo final, que no omite bienes ni datos relevantes y que conoce las obligaciones vinculadas al enriquecimiento ilícito, bajo juramento.
Más allá del impacto de los números, el caso deja una postal fuerte: un dirigente del fútbol que no cobra por la AFA, pero declara ingresos enormes por Conmebol y por una empresa estatal, con horas semanales reducidas en uno de esos roles y con un apartado patrimonial que abre discusión por sus inconsistencias internas.
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