Argentina afina detalles tras conocer a Argelia Austria y Jordania como rivales

La Selección Argentina ya trabaja sobre un panorama definido, con Argelia, Austria y Jordania como sus rivales en el Grupo J, y con un cuerpo técnico que revisa cada informe para llegar con información precisa. Aunque el calendario oficial saldrá más adelante, el análisis de los equipos avanza sin pausa. La primera lectura marca realidades muy diferentes entre sí.

Los analistas del staff observan partidos recientes, sistemas tácticos y rendimiento individual para construir un escenario lo más completo posible. La idea es anticipar estilos y comportamientos que puedan condicionar los encuentros. “El objetivo es llegar con una imagen clara de cada rival”, destacan desde el entorno albiceleste.

Argelia aparece como un seleccionado con ritmo firme y una estructura que funcionó de manera eficiente durante las Eliminatorias Africanas. Su clasificación se confirmó tras un triunfo ante Somalía que cerró una campaña sin sobresaltos. El 35° del ranking FIFA mantiene continuidad en su base de jugadores.

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El equipo árabe tendrá su quinta participación mundialista, con recuerdos muy fuertes de Brasil 2014, donde llevó a Alemania al alargue en un partido que recorrió el planeta. Esa actuación sigue como referencia de su capacidad competitiva. La historia del polémico Austria–Alemania de 1982 también sigue presente en su memoria.

Vladimir Petkovic dirige un 4-3-3 que busca amplitud y movilidad ofensiva, con funciones bien marcadas en cada sector del campo. El entrenador llegó tras la salida de Djamel Belmadi y consolidó una idea clara en poco tiempo. La conexión entre líneas es una de sus principales virtudes.

Riyad Mahrez continúa como la figura más influyente del equipo, con experiencia, desequilibrio y una lectura ofensiva que se siente en cada ataque. Su paso por Leicester y Manchester City lo transformó en referente internacional. Amoura, desde Wolfsburgo, agrega velocidad y profundidad por las bandas.

Austria presenta un perfil diferente, más estructurado y apoyado en automatismos que se notan en cada movimiento. Su clasificación se definió con un empate sufrido ante Bosnia en la última fecha. El presente del equipo contrasta con su larga ausencia mundialista desde 1998.

El recuerdo histórico de Suiza 1954, donde terminó tercero, sigue como su mayor hito, aunque su influencia en la famosa polémica del ’82 también dejó huella. La selección centroeuropea llega con un modelo táctico ordenado y jugadores con rodaje en grandes ligas. La competitividad parece asegurada.

Ralf Rangnick impuso un estilo directo, basado en intensidad, presión sostenida y movilidad constante, apoyado en futbolistas que dirigió previamente en Alemania. Sus ideas transformaron el rendimiento del equipo en poco tiempo. El modelo encontró respuesta dentro del plantel.

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Christoph Baumgartner es la pieza más influyente del 4-2-3-1, con manejo de espacios y llegada frecuente al área. A su alrededor, David Alaba aporta jerarquía desde el fondo, mientras que Sabitzer suma criterio en la mitad de la cancha. El conjunto llega en una etapa de madurez interesante.

Jordania completa el grupo tras una clasificación histórica que cambió la perspectiva del fútbol local y generó un impulso inesperado. Su gran salto se dio con un empate de visitante ante Corea del Sur que marcó un antes y un después. La victoria ante Omán selló el pase de manera anticipada.

El conjunto asiático aparece como un rival intenso, con orden defensivo y un plan basado en contragolpes rápidos que aprovechan la velocidad de sus atacantes. Jamal Sellami consolidó un equipo solidario y disciplinado. “Nuestra fuerza está en la unión del grupo”, repite el entrenador.

Musa Al-Taamari es el futbolista más desequilibrante, con movilidad, regate y una lectura profunda del espacio libre, cualidades que potencian su rol en el Rennes francés. Su participación será determinante para las transiciones ofensivas. Para Argentina, será un rival sin antecedentes oficiales.