Causa Cuadernos: empresarios describieron pagos forzados y control estatal en la obra pública

Policiales17/12/2025

Causa Cuadernos

El Tribunal Oral Federal N° 7 retomó este martes la lectura de la elevación a juicio del tramo conocido como “La Camarita” en la Causa Cuadernos, con testimonios que volvieron a poner en foco cómo operaron los pagos ilegales en la obra pública. Durante una audiencia de cuatro horas, se leyeron 83 fojas con declaraciones de empresarios que reconocieron haber entregado dinero para sostener contratos y evitar represalias.

Los relatos corresponden a Patricio Gerbi, Aldo Roggio, Juan Chediak, Carlos Wagner y Marcela Sztenberg, quienes declararon como imputados colaboradores ante el fiscal Carlos Stornelli y luego obtuvieron homologación judicial. En conjunto, describieron exigencias económicas, amenazas directas y un sistema que condicionó quién accedía a obras y quién quedaba fuera del circuito.

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Gerbi, titular de COARCO, ubicó el inicio de las presiones tras la firma de concesiones viales y señaló al entonces responsable del OCCOVI, Claudio Uberti. Según su testimonio, le transmitieron que “por pedido del presidente Kirchner teníamos que hacer un aporte de dinero regularmente o atenernos a las consecuencias”. Ante la negativa inicial, dijo haber sufrido inspecciones, multas y demoras en los pagos.

El empresario agregó que las amenazas escalaron con mensajes explícitos: “Me decía ‘te voy a hacer fundir’, ‘me voy a quedar con tu empresa’, ‘voy a ir por vos y por tu familia’”. En ese contexto, admitió entregas de efectivo pactadas en bares y confiterías, con montos de 15.000 a 25.000 dólares por encuentro.

Juan Chediak describió un mecanismo similar y apuntó a exigencias del entonces ministro Julio De Vido. Recordó una frase directa: “Si querés seguir trabajando tenés que pagar”. Contó que llevó dinero a domicilios y al propio ministerio, donde en ocasiones le indicaban dejar los paquetes “en el baño”, con sumas mensuales de 100.000 a 250.000 pesos.

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Más adelante, señaló que la recaudación se concentró en Ernesto Clarens, a quien atribuyó un mensaje terminante: “Si quieren trabajar van a tener que pagar. Acá se es amigo o enemigo”. Según su relato, Clarens centralizó los cobros y fijó las reglas del sistema.

Carlos Wagner, ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, aportó una mirada estructural. Sostuvo que desde 2004 se organizó un esquema para direccionar adjudicaciones y exigir retornos del 10 al 20 por ciento del anticipo financiero. “La obra pública iba a ser uno de los métodos de recaudación de dinero”, declaró, y reconoció que su empresa ESUCO participó.

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Aldo Roggio admitió entregas reclamadas por Roberto Baratta, aunque dijo haber aportado fondos personales por 50.000 y 100.000 dólares, ante “la evidente probabilidad de represalias”. Describió el clima de época como de “neto corte autoritario”, según su declaración.

Por su parte, Marcela Sztenberg, directiva de EQUIMAC, relató el impacto de las presiones en la empresa y su familia. Recordó que su socio regresaba de reuniones “asustado”, diciendo que “lo estaban apretando y pidiendo plata para la corona”. Identificó a Clarens como interlocutor principal y describió encuentros en el centro porteño y en Puerto Madero.

En la valoración de la prueba, Stornelli señaló a la Dirección Nacional de Vialidad como engranaje central para direccionar obras y administrar pagos selectivos. Indicó que Cristina Kirchner ocupó “la cúspide de la pirámide esquemática destinada a recolectar la mayor cantidad de dinero posible”, mientras Julio De Vido organizó el sistema en el área de obra pública. El debate continuará el jueves a las 9:30, con la lectura de las 51 fojas restantes de “La Camarita”.