Avistaje de delfines: una experiencia que convierte al verano en pura emoción en el mar

El avistaje de delfines se consolida como una de las propuestas más atractivas del verano, una experiencia que invita a entrar en contacto directo con el mar y con una de las especies más carismáticas de la fauna marina, capaz de cautivar tanto a adultos como a niños.

La actividad forma parte de las propuestas del verano y también se suma como premio para los oyentes que participan en la iniciativa “Vamos juntos al verano”, disponible en lu17.com, donde es posible inscribirse para acceder a esta experiencia.

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Según conto Miguel Bottazzi a #LA17, la observación de fauna no se limita a la temporada de ballenas, ya que los delfines permanecen en la zona durante todo el año, ofreciendo espectáculos naturales constantes que sorprenden por su energía, curiosidad y comportamiento social.

Desde la navegación, el encuentro resulta mucho más cercano que desde la costa. Los delfines suelen desplazarse en grandes grupos, interactuar entre ellos y acompañar las embarcaciones con saltos y piruetas, generando una escena que combina dinamismo, juego y asombro permanente.

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Según explican los especialistas, se trata de animales que no realizan migraciones como las ballenas, ya que poseen dientes y se alimentan de peces, lo que los lleva a permanecer en la región organizados en clanes familiares que cazan en conjunto.

Durante esta época del año es habitual observar crías muy jóvenes, que se desplazan junto a sus madres, una postal que refuerza el carácter educativo y emotivo de la excursión, especialmente para quienes realizan la experiencia por primera vez.

El avistaje tiene una duración aproximada de entre dos y tres horas, dependiendo de la ubicación de los grupos y de las condiciones del mar. Se recomienda llevar abrigo liviano, protector solar, agua y gorra, ya que el clima puede variar durante la navegación.

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Desde la organización remarcan que no se alimenta ni se interviene de ningún modo en el comportamiento de los animales, ya que el objetivo es observarlos en su entorno natural, respetando las normas de conservación y cuidado del ecosistema marino.

Además de la experiencia recreativa, el avistaje permite comprender mejor la dinámica de estas especies, su organización social y la riqueza natural que ofrece la costa patagónica, muchas veces subestimada fuera de los circuitos tradicionales.