
Máxima Zorreguieta llegó a Bariloche para pasar Año Nuevo junto a su familia
Otros Temas27/12/2025
REDACCIÓN
La reina Máxima Zorreguieta arribó este viernes a San Carlos de Bariloche para pasar Año Nuevo junto a su familia. El viaje se repite cada temporada estival y forma parte de una rutina privada que la monarca mantiene desde hace años en la región cordillerana.


El arribo se produjo poco después del mediodía en el Aeropuerto Teniente Luis Candelaria, a bordo de un vuelo privado procedente de El Calafate. Desde allí, el grupo se trasladó de inmediato hacia una estancia ubicada en las afueras de la ciudad, bajo un esquema de seguridad discreto pero reforzado.
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Máxima se instaló en la estancia Pilpilcurá, situada a unos 75 kilómetros del centro de Bariloche, junto a su esposo, el rey Guillermo Alejandro, y sus hijas Catalina Amalia, Alexia de Orange y Ariane de Orange. El predio es de uso habitual para la familia real durante las celebraciones de fin de año.
La llegada de la monarca argentina nacionalizada neerlandesa volvió a despertar atención en la ciudad. La presencia de Máxima en Bariloche resulta frecuente, ya que elige este destino para combinar descanso, privacidad y contacto con su país de origen.
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Si bien el movimiento se desarrolló con bajo perfil, vecinos y turistas advirtieron el despliegue logístico en las inmediaciones del aeropuerto y en los accesos rurales. El operativo acompañó el traslado sin alterar la actividad cotidiana, según indicaron fuentes locales.
En esta ocasión, trascendió además que la reina se reencontró en la estancia con su madre, María del Carmen Cerruti, quien aguardaba la llegada del resto de la familia. El encuentro forma parte de las reuniones familiares que suelen realizarse durante las Fiestas.
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La estancia Pilpilcurá se convirtió en un punto habitual de reunión para Máxima durante el verano. La elección del lugar responde a criterios de privacidad y cercanía con la naturaleza, lejos del circuito turístico más concurrido.
Desde el entorno local remarcan que estas visitas se repiten cada año sin actos oficiales ni actividades públicas. La agenda se mantiene estrictamente privada, centrada en el descanso y el encuentro familiar.



















