

La industria del acero cerró noviembre con números en alza gracias al empuje de Vaca Muerta, un contraste marcado frente al retroceso de otros sectores que siguen sin reacción.


Según la Cámara de la Industria del Acero, la producción de acero crudo alcanzó 374.900 toneladas, con una mejora mensual del 0,4% y un salto interanual del 10,7%. El dato refleja un escenario dispar dentro de la economía, donde la energía marca el pulso.
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La elaboración de laminados sumó 334.300 toneladas, con una baja del 1,1% frente a octubre, aunque logró un leve avance del 0,7% en la comparación anual. El comportamiento del sector quedó atado a la dinámica de los principales demandantes de insumos siderúrgicos.
En la construcción, la recuperación no logra afirmarse: los despachos de cemento cayeron 13,7% mensual y 4,2% interanual. La industria automotriz también atraviesa un tramo complejo, con una baja del 19,6% frente a octubre y del 29,3% contra 2024.
La maquinaria agrícola cerró el año con una desaceleración moderada, mientras que los sectores ligados al consumo masivo, como la línea blanca, continúan en un contexto crítico, atravesados por la caída de ventas, la sobreoferta y el avance de importaciones.
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El dato distintivo volvió a ser la energía. La actividad en Vaca Muerta sostuvo la demanda de acero, traccionada por nuevas obras de transporte de hidrocarburos que descomprimieron límites del sistema.
De cara a 2026, la industria espera nuevos proyectos energéticos, aunque advierte que la mayor competencia externa podría condicionar la provisión local. En noviembre, la producción de hierro primario fue de 214.900 toneladas, con una suba marginal mensual, pero una caída interanual del 21,6%.



















