Trigemelas en Santa Cruz
En el cierre del año, y a una semana de un caso similar en Trelew, Chubut, esta vez una familia de Río Gallegos vive un momento singular y lleno de emociones tras el nacimiento de tres bebés genéticamente idénticas en el Sanatorio Sagrado Corazón de Buenos Aires. El hecho, que médicos señalan como uno de los más infrecuentes en términos genéticos, volvió a llamar la atención en el país por su excepcionalidad y por el impacto que genera en quienes acompañan a las recién nacidas y a su madre.
El nacimiento se produjo el 16 de diciembre, luego de que la madre, Melany Taboada, fuera derivada desde su ciudad natal a la capital nacional para garantizar un seguimiento médico adecuado. Las niñas —Venecia, Aitana y Alma— llegaron al mundo mediante una cesárea programada a los siete meses de gestación, una decisión orientada a reducir riesgos en un embarazo múltiple de alto nivel de complejidad.
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En el momento del parto, las tres bebés nacieron con pesos distintos pero acorde a su edad gestacional: Venecia pesó 1,140 kg, Aitana 1,150 kg y Alma 910 gr, lo que refleja las exigencias de un nacimiento prematuro, donde cada gramo cuenta en la recuperación inicial.
Los especialistas que acompañan a la familia sostienen que estos casos no son comunes: se registra un nacimiento de trigemelas idénticas aproximadamente en uno de cada 100 millones de embarazos, lo que subraya la rareza del procedimiento y del fenómeno biológico que lo origina al dividirse un único óvulo fecundado en tres embriones idénticos. Aunque en Trelew, ocurrió la misma felicidad hace pocos días.
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Hoy, las tres nenas y su mamá se encuentran en buen estado de salud y evolucionan favorablemente, según informaron desde el entorno familiar. Las pequeñas continúan ganando peso paulatinamente en el centro de atención médica donde se encuentran, con cuidados neonatales que consolidan la base de su recuperación.
La emoción de la familia se mezcla con el reto de una situación poco habitual para cualquiera. La abuela paterna, María Barría, comentó con emoción que “Son prematuras, nacieron de siete meses, por eso el bajo peso, pero gracias a Dios está todo más que bien”, destacando la fortaleza de las pequeñas y la tranquilidad que da ver avances día a día.
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Por su parte, el padre, Carlos Andrade, acompaña cotidianamente a su pareja y a las recién nacidas, permaneciendo en la ciudad donde se produjo el nacimiento para no perderse ninguno de los pasos en la recuperación de las niñas. La familia proyecta el regreso a Río Gallegos apenas las condiciones médicas lo permitan, un momento que esperan con ilusión tras semanas de atención intensiva.
Aunque la felicidad es predominante, la familia no oculta que la situación implica una transformación profunda en su dinámica. La llegada de tres bebés idénticas supone cambios estructurales en su vida cotidiana, desde espacio en la vivienda hasta costos vinculados a cuidados y necesidades de cada una de las pequeñas, un aspecto que aseguran afrontan con apoyo de su entorno más cercano.
Fuente: La Opinión Austral
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