Sucede que el lugar implica un riesgo para cualquier persona, por lo que es complejo, al menos para la empresa encargada de la obra, disponer de una guardia. La negativa de cualquier ciudadano se antepone a la propuesta de la constructora, entonces, ese sitio que se comenzó a construir en el 2016, es vulnerable a cualquier ataque, según alertó el diario El Chubut.  

No hay medidas de seguridad, ni custodia, tratándose incluso de preservar los bienes del Estado, que en definitiva fue quien impulsó su edificación, pensada desde la inclusión y la recreación. 
La construcción tenía hasta hace pocas semanas una persona encargada de la seguridad, sin embargo, producto de los reiterados hechos delictivos ninguna persona se quiso arriesgar al cuidado de los pocos elementos que permanecen en el interior de ese gigante de concreto. 

Son escasas las aberturas de aluminio que quedan en el edificio. Tampoco posee los cables de la central energética que alimenta a todo el espacio. La caja que contiene todo el cableado no existe, y evidencia una clara violencia de parte de aquellos que empatizan con el daño. 
En el mismo perímetro, también está señalada la anunciada obra del Balneario Municipal. Ya no queda nada de lo que se pensó como un pasatiempo para el vecino de Trelew. El intendente Adrián Maderna anunció la culminación de ese complejo veraniego en reiterados momentos de su gestión, pero nunca se concretó. Y quedó como refugio de personas que practican las malas costumbres. 

Respecto al Centro de Encuentro, vecinos cercanos a la obra, reclamaron insistentemente su culminación; la realidad está a la vista: objetos sustraídos y daños frecuentes.

Quienes deben responder por la obra tampoco se manifestaron. De no mediar alguna solución cortoplacista, los hechos continuarán y esa obra emblemática, como fue presentada en gestiones anteriores, quedará en ruinas, con una contaminación visual absoluta.