Es fascinante cómo la arquitectura de los castillos medievales fue diseñada no solo para la protección física, sino también para crear un desafío estratégico para los posibles invasores. La construcción de escaleras estrechas y en espiral en el sentido de las agujas del reloj revela una cuidadosa planificación para dificultar el acceso a los intrusos y proporcionar ventajas a los defensores.

La elección de hacer que las escaleras fueran estrechas y en espiral en el sentido de las agujas del reloj, aprovechando la mayoría de diestros, tenía como objetivo ralentizar a los atacantes. Al obligarlos a rodear cada curva de la pared interior, se exponían más y perdían tiempo valioso. Además, los defensores podrían utilizar la pared interior como una especie de escudo parcial y tener un mejor control del combate desde esa posición.

La falta de iluminación adecuada y la construcción irregular de las escaleras agregaban otra capa de dificultad para los invasores. La oscuridad hacía que fuera aún más difícil para ellos ganar equilibrio o impulso mientras ascendían, lo que favorecía a los defensores que conocían el terreno. Cada detalle de la arquitectura del castillo fue diseñado con el propósito de proteger la fortaleza y hacer que cualquier intento de asedio fuera lo más difícil posible.

Este enfoque en la arquitectura defensiva demuestra la importancia que tenía la seguridad en la mente de aquellos que construyeron y ocuparon castillos medievales. Cada característica de estas estructuras estaba destinada a mantener a raya a los invasores y garantizar la supervivencia de los que estaban dentro.