QUISO MORIR EN SU HOGAR Y UN ENFERMERO LO ACOMPAÑÓ

Acompañado por un enfermero del servicio de Cuidados Paliativos del Hospital de El Bolsón, Don Pucho inició un largo y complejo viaje de regreso a su hogar.

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Don Pucho
Don Pucho recorrió su último camino en tractor y a caballo para morir en su hogar.

Una conmovedora historia emerge desde El Turbio. "Don Pucho", un hombre de 70 años con una enfermedad terminal, eligió pasar sus últimos días en su casa, lejos del hospital

La decisión de Don Pucho, diagnosticado con cáncer de laringe y actualmente viviendo con una traqueotomía y gastrotomía, fue apoyada por su familia y el equipo médico, quienes entrenaron a su sobrina para que pudiera asistirlo en tareas básicas como alimentarlo, cambiarle la cánula y administrarle medicamentos. Vivir en un lugar tan remoto implicó superar varios desafíos logísticos, ya que El Turbio carece de comunicación y accesos fáciles.

El viaje de regreso fue una muestra de la colaboración entre varias instituciones y particulares que se sumaron al sueño de Don Pucho. El recorrido comenzó en lancha, continuó en tractor y culminó a caballo, atravesando terrenos inhóspitos para llegar a la pequeña casa en la que él quería estar en sus últimos momentos. La historia se dio a conocer a través del portal Infochucao, y refleja la profunda humanidad detrás de los cuidados paliativos.

Don Pucho, soltero y con una vida dedicada a las montañas y los campos de la Patagonia, no quiso someterse a más tratamientos oncológicos y prefirió el consuelo de su tierra natal. Con la ayuda de quienes lo acompañaron en este último trayecto, pudo cumplir su deseo. Este gesto de solidaridad y esfuerzo conjunto resalta que, aún en las circunstancias más difíciles, es posible hacer algo significativo por los demás.

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El caso de Don Pucho no es único, pero refleja la importancia de respetar las decisiones personales y brindar apoyo en los momentos más vulnerables de la vida. Historias como la suya nos recuerdan que, incluso en los rincones más remotos del país, siempre hay lugar para la compasión y la dignidad en el final del camino.

   

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