Cristina Kirchner y Axel Kicillof
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, lanzó duras acusaciones este fin de semana contra sectores del kirchnerismo y del Frente Renovador al advertir sobre un intento de “golpe institucional” en el marco de la creciente disputa interna por el calendario electoral bonaerense. Mientras el mandatario avanza con el borrador de un decreto para desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales, el conflicto con La Cámpora y Sergio Massa escala a un nuevo nivel de tensión.
El trasfondo de la disputa gira en torno a si los comicios legislativos en territorio bonaerense deben realizarse en fecha separada o concurrente con las elecciones nacionales. Kicillof defiende la potestad del Ejecutivo provincial de fijar el cronograma y rechaza lo que considera un intento por recortarle atribuciones legales desde el Legislativo, impulsado por sectores aliados al kirchnerismo duro y al massismo.
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“Es de una gravedad inusitada, no se recuerda algo así en los últimos años. Pretenden recortarle facultades al gobernador porque sí, porque a ellos se les ocurre”, dijo un funcionario cercano a Kicillof. La acusación apunta a la estrategia del bloque oficialista en la Legislatura bonaerense, que busca aprobar una ley para fijar la concurrencia de elecciones en la misma jornada, pero con urnas y sistemas distintos.
La sesión del próximo martes en la Cámara de Diputados provincial será clave para el futuro político inmediato del peronismo bonaerense. El jueves pasado, una primera embestida legislativa fracasó por no alcanzar los dos tercios necesarios, pero esta vez alcanzaría con mayoría simple, lo que allana el camino para que se apruebe la iniciativa.
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Desde el entorno del gobernador señalaron además que se está agotando la última ventana para negociar un acuerdo político antes de que Kicillof firme el decreto de desdoblamiento, medida que busca preservar la autonomía provincial frente a lo que califican como una maniobra centralista de poder.
La tensión también se trasladó al Senado bonaerense, donde sectores vinculados a La Cámpora habrían presionado a la vicegobernadora Verónica Magario para convocar una sesión el mismo martes. Magario se negó, y desde la gobernación insisten en que la falta de diálogo agrava una situación ya crítica.
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El distanciamiento entre Kicillof y Cristina Kirchner se profundizó desde la última reunión presencial en diciembre del año pasado, en el PJ de Moreno, que el mandatario consideró una emboscada. Los intentos posteriores de recomponer el vínculo fracasaron y el peso político de Máximo Kirchner y de Massa quedó en el centro de la escena.
En paralelo, desde La Plata apuntaron contra Massa, quien en un acto en San Fernando pidió evitar “caprichos y egos”. “Fue uno de los impulsores de este engendro y públicamente se hace el que busca unidad. Claramente está jugando del otro lado”, fue la respuesta desde el entorno del gobernador.
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