Clínica donde operaron a Maradona
Fernando Villarejo acusó directamente al neurocirujano Leopoldo Luque y a la psiquiatra Agustina Cosachov por la decisión de externar al astro del fútbol argentino tras su operación por un hematoma subdural. La declaración forma parte del proceso judicial que busca determinar las responsabilidades penales del equipo médico que lo asistió en sus últimos días.
Durante su testimonio, Villarejo aseguró que el cuadro clínico de Maradona requería un tratamiento de rehabilitación más intensivo y que no estaba en condiciones de ser trasladado a una residencia privada como lo fue el barrio cerrado San Andrés, en Benavídez, donde el “Diez” pasó sus últimos días antes de su fallecimiento. “Debía hacerse otra cosa. Era necesario continuar su tratamiento en otro centro de rehabilitación”, afirmó, en un claro gesto de desaprobación hacia la decisión tomada por los principales médicos a cargo de la salud de Maradona.
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Villarejo también relató que el exfutbolista presentó un cuadro de síndrome de abstinencia durante el posoperatorio, un momento crítico en el que recomendó no sedarlo. Sin embargo, según su testimonio, Luque decidió continuar con la sedación. “Diego estuvo sedado 24 horas y le fueron bajando la dosis hasta llegar a la externación”, señaló, cuestionando la estrategia médica implementada por el neurocirujano.
En un momento clave de su declaración, el médico expresó sentirse arrepentido de haber sido parte del equipo que atendió a Maradona. A su entender, se cometieron errores de manejo clínico pero también institucionales, principalmente por las múltiples concesiones otorgadas durante la internación en la Clínica Olivos. “Era un paciente muy especial y era difícil dominarlo. Se hacía lo que él quería”, explicó, dejando entrever un entorno desorganizado y sin una conducción médica firme.
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Villarejo también apuntó contra la flexibilización de las restricciones sanitarias vigentes en ese momento por la pandemia de coronavirus. Aseguró que, a pesar de la cuarentena estricta, se permitieron visitas en la clínica que no estaban autorizadas, lo que —a su juicio— formó parte del tratamiento “especial” y excepcional que se le ofreció a Maradona. Estas irregularidades, que según el médico estuvieron consentidas por quienes lideraban el equipo, refuerzan las sospechas de negligencia y descontrol en el entorno médico del exjugador.
La declaración de Villarejo suma un nuevo elemento de peso a la causa que investiga la presunta responsabilidad penal de los profesionales que rodeaban a Maradona en sus últimos días. La externación apresurada, las decisiones médicas cuestionadas y las concesiones personales dibujan un cuadro de manejo clínico deficiente que ahora está siendo sometido al escrutinio judicial.
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