

El uso excesivo de WhatsApp y su impacto emocional
PODCASTS Radio Francia Internacional29/04/2025

El uso constante de WhatsApp está generando sensaciones de agobio en muchas personas, según exploró el podcast Mundo Ciencia de Radio Francia Internacional. Aunque esta aplicación se instaló como un canal cotidiano de comunicación, su abuso empieza a evidenciar efectos negativos en la vida diaria. Algunos usuarios ya optan por salirse de grupos para recuperar su tranquilidad.
El caso del actor chileno Pedro Pascal se volvió viral luego de contar en televisión que abandonó el grupo de WhatsApp de sus 34 primos. En una entrevista con Jimmy Kimmel, confesó que no podía seguir el ritmo de los mensajes y decidió salir. Su decisión provocó malestar en la familia, que lo dejó de contactar por fuera del chat.
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La anécdota, aunque llamativa, no es aislada: cada vez más personas expresan la necesidad de desconectarse. La exigencia de estar siempre disponibles genera presión, sobre todo en entornos laborales o familiares donde los grupos se multiplican. La línea entre lo urgente y lo innecesario se vuelve borrosa.
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“No me da la vida para contestar todo”, “me estresa ver 300 mensajes sin leer” o “estoy en chats que no pedí” son frases que se repiten con frecuencia. Para muchos, la obligación de responder termina alterando rutinas y tiempos de descanso. Lo que comenzó como una herramienta útil ahora se percibe como una carga.
El agobio digital también tiene consecuencias físicas y emocionales que empiezan a documentarse en distintos estudios. La saturación de estímulos, el miedo a perderse algo o la ansiedad por responder rápido configuran nuevas formas de estrés. La hiperconexión dejó de ser solo una cuestión tecnológica.
En el ámbito laboral, los grupos de WhatsApp suman presión fuera del horario de trabajo. La inmediatez se confunde con disponibilidad permanente, y los límites entre lo personal y lo profesional se diluyen. La desconexión se convierte en un acto necesario, pero cada vez más difícil.
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Frente a esta situación, algunos usuarios comenzaron a fijar reglas propias: silenciar grupos, desactivar notificaciones o directamente abandonar chats. Estas decisiones son leídas a veces como actos de rebeldía o desinterés, cuando en realidad responden a una necesidad de salud mental. La gestión del tiempo digital ya es parte del bienestar cotidiano.
El fenómeno plantea nuevas preguntas sobre el uso responsable de las tecnologías de mensajería. ¿Es posible sostener relaciones sanas en contextos de hipercomunicación? ¿Dónde se dibujan los límites entre estar disponibles y estar bien? WhatsApp, más que una app, se convirtió en un espacio que también necesita ser habitado con conciencia.
Material publicado por gentileza Radio Francia Internacional







