

Control de agua y ambiental con amplia participación antes de explorar uranio en Río Negro
Actualidad29/05/2025

El primer Muestreo Participativo de Agua en el proyecto minero Ivana, cercano a la localidad rionegrina de Valcheta, se realizó con una nutrida participación de organismos públicos, autoridades municipales, vecinos, estudiantes y representantes de la empresa. La toma de muestras, previa al inicio de las perforaciones, marca el comienzo del control ambiental en una de las zonas con mayor potencial para la extracción de uranio y vanadio en el país.


La actividad fue impulsada por la Secretaría de Minería de Río Negro y reunió a funcionarios de la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático, el Departamento Provincial de Aguas (DPA), la Defensoría del Pueblo y representantes de la comunidad educativa y pobladores locales. También participaron propietarios de las tierras donde se asienta el yacimiento y técnicos de la empresa operadora.
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“Estuvimos todos los actores involucrados, lo que le da a este proceso un carácter transparente y muy enriquecedor”, expresó el secretario de Minería de Río Negro, Joaquín Aberastain Oro, quien valoró el alcance institucional y comunitario de la jornada. La campaña de monitoreo forma parte de los requisitos previos para iniciar la exploración minera.
El trabajo técnico fue coordinado por la consultora especializada Hidroar S.A., que tomó muestras de agua subterránea en tres sectores clave del proyecto: aguas arriba, centro y aguas abajo. En paralelo, el DPA realizó contramuestras con análisis independientes en laboratorios certificados para asegurar el control cruzado de los datos.
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La empresa Ivana Minerales S.A., integrada por Blue Sky Uranium y Corporación América, es la responsable del proyecto Ivana, inserto en el distrito Amarillo Grande. Con una estimación de 28 millones de toneladas de mineral, este yacimiento es considerado el más relevante del país en lo que refiere a uranio y vanadio.
En su etapa actual, el plan contempla perforaciones de relleno que permitan verificar el potencial económico del recurso y detectar reservorios adicionales. Las tareas de campo comenzarán en los primeros días de junio, dentro de un esquema de inversión anual proyectado en 6 millones de dólares.
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“Contar con datos base es fundamental para evaluar el impacto ambiental real que pueda generar la actividad minera”, explicó Aberastain Oro, quien sostuvo que este enfoque participativo “genera confianza y permite mejorar la calidad del control ambiental a lo largo del tiempo”.
La jornada también fue valorada por instituciones educativas locales, ya que alumnos y docentes pudieron observar de primera mano cómo se lleva adelante un muestreo técnico, con rigor científico y seguimiento de múltiples actores. La transparencia del procedimiento y la apertura al diálogo fueron algunos de los aspectos más destacados por los asistentes.











