
Nefertiti: La reina que pudo haber gobernado Egipto bajo otro nombre
Actualidad26/06/2025


Nefertiti no se borró: se transformó. Su figura, inmortal desde el hallazgo del busto en 1912, sigue generando debates entre arqueólogos, historiadores y curiosos. Fue más que la gran esposa real de Akenatón. Todo indica que acumuló poder como pocas mujeres del Antiguo Egipto.


Durante el reinado de Akenatón, Egipto cambió su forma de rezar y de gobernar. Del politeísmo tradicional pasaron al culto exclusivo de Atón, el disco solar. En ese contexto revolucionario, Nefertiti no quedó al margen: apareció en los relieves junto a su esposo, oficiando ritos, castigando enemigos, recibiendo el favor del dios.
Las imágenes la muestran con una corona similar a la del faraón. Su presencia no era decorativa. “Nefertiti actuó como una figura de autoridad. No se limitó a acompañar. Ejecutó, decidió, gobernó”, afirman muchos egiptólogos.
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El misterio crece cuando su nombre desaparece de los registros hacia el año 12 del reinado de Akenatón. En su lugar, surge una figura llamada Neferneferuatón, portadora de títulos faraónicos. Las similitudes visuales y simbólicas alimentan una hipótesis audaz: Nefertiti habría adoptado otro nombre para asumir el poder tras la muerte de su esposo.
“El uso del título de Rey del Alto y Bajo Egipto refuerza esa posibilidad”, señalan los expertos. Este rango solo se atribuía a quien reinaba de forma plena. Así, Nefertiti podría haber ocupado el trono entre Akenatón y Tutankamón.
La teoría se complejiza con la figura de Esmenjkare, un sucesor enigmático que algunos asocian a Nefertiti. Para ciertos investigadores, pudo haber dos gobernantes simultáneos. Otros creen que se trata de un mismo personaje bajo nombres distintos.
A falta de una tumba confirmada, su final sigue envuelto en sombras. ¿Murió relegada? ¿Sobrevivió bajo otra identidad? ¿La historia oficial borró su poder real?
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El debate sigue abierto. Pero incluso sin pruebas concluyentes, su legado es evidente: Nefertiti representó una nueva forma de ejercer el poder femenino en uno de los imperios más antiguos del mundo.
Su estatus permanece en el umbral entre lo histórico y lo mítico. Reina, correina o faraón, su figura sigue desafiando la mirada contemporánea sobre las mujeres en la historia.








