

Mascotas que abrazan con la mirada: alivian la ansiedad y ayudan a superar la soledad
Actualidad28/06/2025


Acariciar a un gato o pasear con un perro puede cambiar el día. La psicóloga Virginia Vallejo sostiene que la compañía de una mascota actúa como red emocional para quienes atraviesan momentos de tristeza, estrés o soledad.


“No esperan que estemos ‘bien’, simplemente están”, dice Vallejo, quien trabaja con familias y observa cómo el vínculo con animales mejora el estado emocional, incluso en casos de depresión. “Les da un motivo para levantarse, para mantenerse activos”, agrega.
La presencia constante de un animal genera una conexión incondicional que calma y acompaña. En su experiencia, los animales suelen percibir estados emocionales alterados y reaccionan con cercanía. Ese contacto sencillo, silencioso y cotidiano se convierte en contención.
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Vallejo remarca que las mascotas ayudan a estructurar el día, generar rutinas y sostener vínculos afectivos. Desde cambiar la bandeja de un gato hasta salir a caminar con un perro, las tareas cotidianas se transforman en pausas conscientes que ordenan y conectan.
“Nos ayudan a tener momentos de presencia plena”, afirma. Incluso compartir juegos breves puede funcionar como regulador emocional, algo que no solo se observa en la práctica clínica, sino que también tiene sustento científico.
Estudios recientes muestran que el contacto con animales reduce la presión arterial y el cortisol, la hormona asociada al estrés. También mejora el ánimo y promueve la empatía, especialmente en personas que conviven con mascotas.
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Vallejo insiste en que el vínculo emocional con un animal no juzga ni exige. En sus palabras, “es un consuelo silencioso, pero profundamente reparador”, que puede funcionar como una red de apoyo efectiva en tiempos de vulnerabilidad.
En situaciones de duelo o crisis personal, esa conexión se vuelve aún más significativa. Para muchas personas, el cuidado de una mascota ofrece una razón diaria, un ancla emocional y una forma de afecto sin condiciones.
Esa relación tan particular, construida a través de gestos simples, puede marcar una diferencia vital. No es terapia, pero es compañía auténtica. Y muchas veces, eso alcanza.
Fuente: NA.









