Néstor el Loco Purrayan, entre recuerdos y gambetas: “Jugué por amor al fútbol”

“Siempre jugué para divertirme, no por la plata”, aseguró con simpleza Néstor “el Loco” Purrayan, símbolo eterno de Guillermo Brown y del fútbol de la zona. Desde sus primeros pasos en las canchas de tierra de Puerto Madryn, priorizó la felicidad de jugar antes que cualquier otra cosa. Su familia, los amigos y el barrio fueron siempre más importantes que las ofertas de clubes grandes.

Debutó a los 15 años con la camiseta de la Banda, donde se ganó el cariño de la gente. Luego tuvo un breve paso por Olimpo de Bahía Blanca, donde le propusieron quedarse y entrenar doble turno, algo impensado en su ciudad en esa época. A pesar de la propuesta, decidió regresar a su casa, con los suyos.

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El Loco jugó en muchos clubes y vivió el fútbol con intensidad, incluso en los momentos más difíciles. “Tuve muchas fracturas y lesiones, pero seguí jugando igual”, dijo con naturalidad. También destacó su respeto dentro del vestuario: “Nunca tuve problemas con compañeros, me llevé bien con todos”.

Con nostalgia, habló de su infancia con una pelota de trapo. En Reyes, alguna vez llegó una de goma, que no duró mucho. “Se pinchó contra una rama”, recuerda entre risas, como quien revive una época dorada que ya no volverá.

En 1967 vivió su máxima alegría deportiva al conquistar el campeonato con Brown. Fue una campaña brillante, con una final infartante ante Germinal. Purrayan y Coco Hernández anotaron los goles del título, que aún hoy los hinchas recuerdan.

Su figura sigue siendo respetada en cada rincón de Puerto Madryn. “Personas paran los autos para saludarme, eso no tiene precio”, contó emocionado. La memoria popular lo abraza como a un familiar más, parte de la historia grande del club.

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El Loco Purrayan sigue activo, “Hay buen nivel, pero hay que darles minutos en primera a los jugadores locales”, dijo, convencido. Cree que muchos chicos necesitan esa chance que a él la vida le dio de rebote, por amor, nunca por negocio.

"El ‘Loco’ Purrayan no es solo un ídolo del fútbol, es un vecino querido por todo Puerto Madryn. Su humildad, respeto y cariño con la gente lo hacen inolvidable. Él dice que es 'uno más del barrio', pero para muchos es mucho más que eso."