Cierre emotivo de Eduardo Sepúlveda terminó su cuarto Tour y dejó un mensaje sentido

Eduardo Sepúlveda volvió a cumplir el sueño de llegar a París, esta vez con 34 años y luego de recorrer más de 3.000 kilómetros de pura exigencia. El ciclista de Rawson completó su cuarto Tour de Francia, en una edición especialmente dura por las condiciones físicas y climáticas. Fue uno de los 160 corredores que lograron terminar la competencia y cruzar la meta en los Campos Elíseos.

Durante la carrera, Sepúlveda atravesó momentos muy complicados de salud que casi lo obligan a abandonar, según confesó él mismo en redes sociales. “Esperaba hacer cosas buenas, pero me enfermé mucho al punto de casi abandonar”, escribió con sinceridad. La situación fue crítica, pero su fortaleza y el respaldo del equipo marcaron la diferencia.

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El argentino agradeció de manera especial al personal que lo asistió y a sus compañeros de equipo, quienes no lo dejaron caer. “Gracias a mis compañeros de equipo y al increíble apoyo del staff, pude llegar a París”, publicó. También se acordó de su tierra, Rawson, y de toda la gente que lo siguió desde la Patagonia.

La edición 2025 del Tour no fue sencilla para nadie, con etapas especialmente duras que pusieron al límite la resistencia de los ciclistas. Sepúlveda resistió con garra y experiencia, demostrando que, pese a las dificultades, sigue siendo competitivo en una de las pruebas más exigentes del mundo. Su determinación fue celebrada por los hinchas, que lo ovacionaron al cruzar la meta.

Su llegada a París tuvo un sabor especial. No solo por completar otra vez el recorrido, sino por el contexto en el que lo logró. Con humildad, volvió a pedalear entre gigantes y dejó una imagen de lucha y compromiso, más allá del resultado.

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En la recta final, se lo vio emocionado y agradecido. El esfuerzo de casi tres semanas se tradujo en lágrimas, sonrisas y una conexión sincera con la gente que lo sigue desde hace años. Sepúlveda demostró que la pasión sigue intacta, aún en los momentos más duros.

Ya es parte de la historia grande del ciclismo argentino. A los 34 años, su vigencia es admirable y su ejemplo contagia a nuevas generaciones. Eduardo “Balito” Sepúlveda, el ciclista patagónico que no se rinde, volvió a escribir otro capítulo inolvidable en las rutas del Tour de Francia.