Bullrich fulminó a Ballard y expuso un fuerte cortocircuito con Cúneo Libarona

“Este Gobierno no puede recibir a un abusador”, lanzó Patricia Bullrich sin vueltas al referirse a Tim Ballard, el exagente estadounidense que semanas atrás se reunió con el ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona en un encuentro privado que generó incomodidad en la Casa Rosada.

La ministra de Seguridad, en una entrevista grabada en abril con el canal NG Federal, recordó que Ballard tiene 23 denuncias por abuso sexual y que fue expulsado de todas las organizaciones que combatían la trata de personas. La grabación se viralizó en las últimas horas y reavivó la interna en el Gobierno.

“Quería ver al Presidente y le dijimos que no”, sostuvo Bullrich. Aseguró que en su ministerio no autorizaron ninguna reunión con Ballard y que rechazaron todo contacto oficial por considerar que su presencia comprometía la imagen institucional del país.

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Mientras tanto, un video muestra a Cúneo Libarona en tono amistoso con Ballard, al que le ofrece contactos en medios argentinos para “ordenar” su reputación. El episodio generó críticas internas y abrió un nuevo foco de tensión dentro del Gabinete nacional.

Bullrich remarcó que en su momento Ballard fue considerado un héroe por la película Sound of Freedom, que lo mostró como referente en la lucha contra la trata. “Pero después tuvo una conducta terrible”, advirtió. Y fue más lejos: “Se aprovechó en 23 oportunidades de mujeres a las que ponía como pantalla para procedimientos”.

La ministra insistió en que la evidencia contra Ballard es contundente. Dijo que su gestión no podía aceptar a alguien con ese prontuario y que su decisión fue coherente con la línea institucional que mantiene desde que asumió en Seguridad.

Del otro lado, Cúneo Libarona aún no dio explicaciones públicas sobre su encuentro con el exagente, ni sobre su intento de acercarlo a los medios locales. Tampoco hubo un comunicado conjunto del Gobierno que unifique posiciones.

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La polémica ya escaló al plano político. Referentes opositores salieron a criticar el silencio oficial y exigieron que se aclare si Ballard ingresó al país con respaldo del Estado o por vías informales. Incluso algunos diputados piden informes detallados sobre la agenda del ministro de Justicia.

Bullrich, en tanto, no mencionó directamente a Cúneo Libarona, pero sus declaraciones apuntaron con fuerza a desmarcarse del episodio. Su mensaje fue claro: “Este Gobierno no puede darse el lujo de convalidar conductas abusivas”.

El caso dejó al descubierto una falta de coordinación interna y un cortocircuito evidente entre dos áreas centrales del Ejecutivo. La grieta en el gabinete ya no es rumor: ahora tiene rostro, video y acusaciones cruzadas.