

Brasil volvió a escribir su nombre en lo más alto del fútbol femenino sudamericano, tras vencer a Colombia en una final épica por penales. El encuentro, disputado en Quito, terminó 4-4 después de 120 minutos de altísima intensidad. En los tiros desde los doce pasos, la Verdeamarela se impuso 5-4 y conquistó su noveno título en diez ediciones.


Colombia sorprendió al abrir el marcador con un gol de Linda Caicedo, pero Brasil reaccionó rápido y empató a través de Angelina. Luego, Tarciane anotó en contra y puso nuevamente en ventaja a las cafeteras, aunque Amanda Gutierres volvió a igualar. El partido mantuvo un ritmo vibrante con un ida y vuelta constante.
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Cuando el tiempo reglamentario llegaba a su fin, Mayra Ramírez adelantó otra vez a Colombia, pero apareció la leyenda: Marta marcó el 3-3 en el último suspiro. Ya en el tiempo extra, la misma Marta convirtió el cuarto gol brasileño y dio vuelta el resultado. Sin embargo, Colombia no se rindió y logró el 4-4 gracias a Bonilla.
La tanda de penales fue tan dramática como el partido. Marta falló su penal, pero sus compañeras Tarciane, Gutiérres, Martiza, Jhonson y Luany marcaron. Colombia erró tres disparos que terminaron por sellar el resultado.
Con este nuevo título, Brasil reafirma su dominio absoluto en el continente. De las diez ediciones de la Copa América Femenina, ganó nueve. La única excepción fue en 2006, cuando el campeonato quedó en manos de Argentina.
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El equipo colombiano dejó una imagen valiente, con actitud ofensiva y momentos de gran presión. Su joven figura, Linda Caicedo, volvió a demostrar su calidad. Pero la experiencia de Brasil pesó en los momentos determinantes.
El partido fue emocionante de principio a fin, con goles, errores, remontadas y figuras que estuvieron a la altura. Marta, una vez más, dejó su huella en la historia grande del fútbol. A los 38 años, sigue siendo una referencia indiscutible.
La final no solo entregó un campeón, sino también una muestra del crecimiento del fútbol femenino en la región. Brasil se coronó, pero ambas selecciones regalaron una noche inolvidable. Quito fue escenario de una historia que quedará grabada por siempre.

















