Adultos mayores de Caminito “viajaron” con realidad virtual y tuvieron nuevas experiencias

La sala del centro de día Caminito se llenó de risas, gestos de asombro y relatos cruzados cuando llegaron los cascos de realidad virtual. El Municipio de Trelew organizó una jornada donde los adultos mayores exploraron nuevas experiencias a través de simuladores, accediendo a imágenes, sonidos y entornos que nunca imaginaron ver tan de cerca.

La propuesta fue impulsada por la Secretaría de Desarrollo Humano y Comunitario con un objetivo claro: generar momentos de alegría, memoria activa y participación plena. La actividad busca integrar tecnología y bienestar, mediante recursos innovadores que estimulan la imaginación y las emociones.

“Nos reímos, recordamos cosas de antes y hasta sentimos que viajamos”, contó una de las participantes al quitarse los lentes tras la experiencia. Para muchos, fue la primera vez frente a un dispositivo de este tipo, y la sorpresa fue inmediata.

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El programa se replicará en otros centros de contención durante todo el año, con el propósito de que más vecinos puedan acceder a este tipo de actividades. La tecnología, explicaron desde el área organizadora, se convierte en un puente para fortalecer vínculos y activar capacidades cognitivas.

“Queremos que se sientan protagonistas, que sepan que las nuevas tecnologías también pueden estar a su alcance y generar entusiasmo”, afirmaron desde el equipo técnico del Municipio. Los simuladores permiten elegir experiencias personalizadas: caminatas por ciudades, paisajes naturales, recorridos históricos y hasta juegos interactivos.

Estas acciones ya fueron aplicadas en otros espacios y seguirán formando parte de una agenda que pone el foco en los adultos mayores desde una mirada activa. La idea es sumar herramientas que despierten interés y favorezcan una participación más amplia.

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Durante la jornada se generaron momentos de conexión emocional, tanto individuales como grupales. Algunos recordaron viajes de juventud, otros compartieron anécdotas mientras se sacaban los cascos y miraban las pantallas con curiosidad renovada.

“Nunca pensé que iba a poder ver París desde una silla”, exclamó entre risas una abuela mientras saludaba al resto del grupo. Esa frase resume el impacto de una tecnología que, cuando se acerca con sensibilidad, puede derribar distancias y abrir nuevas puertas.