Especialista planteó en Argentina un liderazgo humano frente a la inteligencia artificial

El especialista indio Ajay Tejasvi estuvo en la Argentina y dejó una definición que marcó su visita: “La tecnología abre puertas: democratiza el conocimiento, amplía el acceso y acelera procesos. Sin embargo, desprovista de una brújula ética, también puede agrandar brechas y consolidar privilegios”. Desde esa mirada advirtió que el futuro laboral depende de integrar precisión tecnológica con sabiduría humana.

Durante su conferencia, organizada por la Fundación El Arte de Vivir, introdujo el concepto de Inteligencia Absoluta, un estado entrenable que surge cuando la mente se ordena y el sistema nervioso se regula. “No se trata de misticismo; son prácticas simples —respiración, meditación, pausas conscientes— que reducen el estrés y amplían nuestro rango de respuesta”, sostuvo ante la prensa.

El experto señaló que liderar en 2025 implica algo más que resultados. “Cuando convertimos la salud mental y el bienestar en variables estratégicas, el negocio gana en sostenibilidad y reputación”, expresó. Para él, la función del liderazgo incluye enseñar microhábitos que amortigüen los riesgos asociados al uso de la IA, como la fatiga por decisiones o la dependencia ciega de las herramientas.

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Entre las recomendaciones prácticas, destacó tres rutinas diarias: respiración consciente al iniciar y cerrar la jornada laboral, espacios de silencio antes de decisiones críticas y protocolos claros para el uso de IA con verificación humana, resguardo de datos y trazabilidad de fuentes. Aseguró que estas pautas fortalecen tanto la organización como a los individuos.

Tejasvi también abordó el impacto en contextos de presión económica. “Conviene evitar narrativas que individualizan el estrés y culpan a las personas por su agotamiento. La responsabilidad es compartida: cada uno puede entrenar su mente, pero las organizaciones deben rediseñar procesos, tiempos y prioridades”, afirmó, remarcando que el bienestar es posible solo cuando se lo contempla institucionalmente.

El estratega hizo referencia a su experiencia en organismos multilaterales y en pequeñas y medianas empresas, donde observó que el cambio cultural ocurre cuando se alinean hábitos individuales, reglas del juego y métricas. Insistió en que cualquier programa serio debe incluir consentimiento informado, formación rigurosa y auditorías independientes.

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Al ser consultado sobre resultados concretos, explicó que en 90 días pueden medirse efectos como menor ausentismo, mejoras en clima laboral, reducción de la carga percibida y calidad superior en las conversaciones dentro de los equipos. “Donde hay más escucha y menos ruido, donde el conflicto se procesa sin violencia y con datos, hay señales de que la Inteligencia Absoluta está operando”, indicó.

Sobre la IA, reconoció su capacidad sin precedentes para analizar, optimizar y predecir. Sin embargo, advirtió los límites: “Lo que no puede —ni podrá— es sostener una mirada moral del mundo, asumir responsabilidad o cuidar de otra persona”. Esa función, subrayó, seguirá siendo humana.

Para Tejasvi, cuando la tecnología se integra a ese propósito surge un liderazgo capaz de inspirar y transformar. “Se construyen empresas más humanas sin perder eficacia y comunidades más prósperas sin dejar a nadie atrás”, concluyó.

Fuente: NA.