Condena histórica a D’Alessio: espionaje, extorsión y vínculos con el poder
Policiales23/09/2025
Sergio Bustos
Marcelo D’Alessio.
La justicia federal marcó un antes y un después. Marcelo D’Alessio fue condenado por organizar y dirigir una asociación ilícita que funcionó entre 2016 y 2019, dedicada al espionaje ilegal y la extorsión. La sentencia del Tribunal Oral Federal Nº 8 expone la trama de vínculos que tejió con el poder político, judicial y mediático.
El fallo acredita la existencia de dos estructuras. Una red de ex agentes de inteligencia que utilizaba bases oficiales y contactos estatales para obtener información sensible. Otra, conocida como “Grupo Buenos Aires”, que proyectaba maniobras de lavado de dinero a escala internacional.
La modalidad delictiva estaba aceitada. Se accedía a datos reservados, se presionaba a empresarios o funcionarios y luego se ofrecía un rescate económico para evitar causas judiciales o campañas mediáticas en su contra.
El caso de Pedro Etchebest se convirtió en emblema. D’Alessio le exigió dinero en nombre del fiscal Carlos Stornelli y hasta organizó una reunión en Pinamar para reforzar la maniobra. El empresario declaró que al ver al fiscal “se me cayó el alma al piso”.
Otro episodio fue el de Mario Cifuentes, dueño de OPS. “Limpiar esto no sale menos de cuatro o cinco millones de dólares, pero yo te lo voy a conseguir por menos”, le advirtió D’Alessio. La información del empresario circuló entre periodistas y apareció en televisión.
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El fallo detalla cómo la presión se articulaba con medios. Archivos digitales encontrados en poder de D’Alessio muestran perfiles de víctimas y borradores de notas que luego se difundieron en programas televisivos.
En el expediente también figura Pablo Barreiro, hijo del ex encargado de la Quinta de Olivos. D’Alessio y sus socios intentaron extorsionarlo para que contratara sus servicios, mientras difundían información falsa en canales de noticias.
La sentencia dedica un capítulo al caso GNL. D’Alessio presionó al ex directivo de PDVSA Argentina, Gonzalo Brusa Dovat, para que declarara como arrepentido. Preparó su testimonio, lo llevó a los medios y después a la fiscalía.
El Tribunal consideró que esa declaración se obtuvo bajo presión. “La testimonial de Brusa Dovat fue obtenida en condiciones que comprometen la legalidad del acto”, señala el fallo, que describe un esquema de manipulación institucional y mediática.
El vínculo con el poder político aparece probado. Se acreditó que D’Alessio mantenía contacto directo con la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a quien le ofrecía escuchas y arrepentidos vinculados a causas sensibles.
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Chats, audios, antenas de telefonía y peritajes informáticos muestran un patrón sistemático. El circuito era siempre el mismo: obtención ilegal de datos, contacto con la víctima, exigencia de dinero y difusión mediática para presionar.
El Tribunal fue más allá de la condena individual. Advirtió que lo revelado en el juicio expone la existencia de una red que actuó dentro y fuera de las instituciones democráticas, con ramificaciones en la justicia y en los medios.
La sentencia deja abiertas nuevas líneas de investigación. Los jueces señalaron que otros actores no juzgados aparecen mencionados en la causa y podrían ser citados en futuros procesos.
El fallo marca un precedente en materia de corrupción institucional. La condena a D’Alessio no solo castiga un delito, también desnuda la permeabilidad de sectores del Estado y del periodismo frente a operaciones de inteligencia ilegal.
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