Loma Negra en problemas.
La incertidumbre financiera argentina dejó un golpe fuerte en el mercado. El valor de Loma Negra perdió más del 30% desde fines de julio y la venta de la compañía quedó en un limbo inesperado.
El derrumbe comenzó tras el acuerdo que el grupo brasileño InterCement alcanzó con sus acreedores. En aquel momento, el mercado reaccionó con optimismo y la acción trepó a u$s12,5. Pero desde agosto entró en una pendiente que no se detuvo ni siquiera cuando Wall Street marcaba máximos históricos.
La caída sorprendió a los analistas. “El desempeño de Loma Negra se retrasó significativamente y no respondió a ninguna noticia específica de la empresa”, indicó un informe de Simply Wall St. El comportamiento del sector cementero en mercados emergentes tampoco acompañó.
El 8 de septiembre la acción ya se ubicaba en u$s7,9 y el 19 tocó el piso anual en u$s6,8. Ese derrumbe coincidió con la derrota electoral del gobierno de Javier Milei en la provincia de Buenos Aires, que arrastró a todos los activos argentinos.
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El riesgo país y la volatilidad local agravaron la situación. Loma Negra pasó en cuestión de semanas de valer u$s1200 millones a rondar los u$s900 millones según la cotización en Nasdaq. La caída encendió alarmas en las negociaciones de venta.
A pesar del escenario negativo, el lunes 22 hubo un respiro. Un posible apoyo financiero de Estados Unidos a la Argentina hizo rebotar a los activos locales y Loma Negra cerró la jornada en u$s8,1.
La compañía arrastra un problema de contexto, pero no de fundamentos. En los últimos cinco años su rentabilidad total, incluyendo dividendos, alcanzó el 138,5%, con ingresos de u$s667 millones y ganancias de u$s51,7 millones en 2024.
Los analistas sostienen que la caída responde más al entorno argentino que a la gestión de la empresa. “Las previsiones de ingresos y beneficios siguen siendo optimistas, a pesar de la volatilidad de corto plazo”, remarcaron desde Wall Street.
El punto crítico está en la negociación de InterCement con potenciales compradores. La empresa brasileña controla el 52% de las acciones y busca desprenderse, pero la caída del precio condiciona la operación. Los tiempos se estiran y las discusiones se vuelven más intensas.
En ese tablero aparece Marcelo Mindlin. El empresario argentino, dueño de Pampa Energía, es el candidato más firme a quedarse con la cementera. Sin embargo, las fuentes admiten que la volatilidad de los papeles complica el cierre.
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En Brasil, los directivos de InterCement buscan maximizar el valor de venta. Del otro lado, los interesados presionan para negociar sobre precios más bajos. “Hasta ahora vienen ganando los compradores”, reconoció una fuente del mercado.
La tensión también refleja la caída de la inversión en infraestructura en Argentina. Menos obra pública y menor dinamismo en la construcción reducen las expectativas de crecimiento del sector cementero en el corto plazo.
El futuro dependerá de dos factores: la estabilidad macroeconómica y la capacidad de atraer proyectos de inversión. Si el clima mejora y los planes de infraestructura avanzan, Loma Negra podría recuperar terreno y acercarse a su valuación previa.
Por ahora, la operación está en pausa. InterCement y los posibles compradores juegan un partido que se define minuto a minuto en la Bolsa. El resultado marcará no solo el destino de Loma Negra, sino también el pulso de los inversores sobre la economía argentina.
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