TRELEW VIOLENTA Y MARGINAL: SUS HABITANTES, INDIFERENTES

En la ciudad en la que el crimen de un joven de 17 llamado Rodrigo Colihuinca descuartizado en 2012 no fue resuelto (y la Justicia no ha avanzado como corresponde), este sábado le pegaron dos tiros a una adolescente en una plaza a plena luz de la tarde. La jovencita de 13 años murió horas después en el Hospital Zonal de Trelew. La crónica policial da más detalles: se había citado por Facebook con unas amigas en ese espacio público, hay dos detenidos, uno es Jorgelina Domínguez Reyes, de 27 años, que hace unos años se hizo conocida por ser "testigo protegida" en el asesinato del joven Julián Antillanca. Domínguez Reyez, sobre quien pesa la prisión preventiva, habría sido quien le disparó a quemarropa.

Mientras la Justicia y la Policía que, según testigos trabaja desde el primer momento en el trágico caso, vale preguntarse si una comunidad de poco más de 100.000 habitantes acepta, naturaliza y apaña que este tipo de cosas suceda. Es decir, que a todos nosotros nos parezca natural que maten a una adolescente de 13 años de dos tiros en una plaza donde había otros niños jugando o que aparezca descuartizado un menor como Colihuinca cerca del centro y 5 años después veamos a sus familiares pegar carteles de Rodrigo en el centro pidiendo justicia. Y NO PASA NADA. O que la justicia no encuentre a los culpables de la muerte de Zumara, una pequeña cuyo cuerpo apareció descuartizado en una chacra.

No pasa nada con quienes incendian una enorme concesionaria de autos poniendo en riesgo también a los vecinos del local quemado; no sucede nada con quien incendia un pub en zona céntrica, con quienes destrozaron el Palacio Municipal años atrás (es más, luego se los contrata con fondos públicos para arreglarlo) y así diversos sucesos que avergüenzan, apenan, indignan y preocupan.

La comunidad solo se moviliza (y en un número casi insignificante) por otras cuestiones no menos significativas como la falta de agua durante casi 20 días, o cuando River o Boca salen campeones.

En las conversaciones de los vecinos los hechos policiales no suelen estar presentes. Parece que ya es natural que en la ciudad abunden los episodios con menores que deambulan con armas por las calles de la ciudad, gente de provoca destrozos a la salida de los boliches, los más de 20 robos durante cada fin de semana o los asesinatos que ocurren en la periferia de Trelew cada vez más frecuentemente.

Trelew, como otras tantas ciudades de Argentina, ha crecido sensiblemente durante los últimos años. Y lo ha hecho sin mayor planificación, en todo sentido. No es más un pueblo tranquilo y calmo; ahora no está exenta de los problemas de las grandes ciudades. Pero su gente, quienes nacieron aquí o quienes la eligieron para vivir en paz y desarrollarse, ¿seguirán viendo pasar todos estos episodios relacionados con la violencia y marginalidad con tanta indiferencia?

Trelew Noticias