EL SEXO Y EL ESTRÉS: CÓMO AFECTAN NUESTRA INTIMIDAD

Gonzalo Castello, médico y sexólogo, encuentra en la comunicación una forma de acercarse a la gente. “Me encanta estar en el aire con ustedes”, expresó al iniciar la entrevista. Además de ser médico deportólogo, se especializa en sexualidad humana.

En noviembre y diciembre, su consulta registra un incremento de pacientes preocupados por su salud física y emocional. “Lo que más consultan son problemas de insomnio, falta de energía y dolores de cabeza”, explicó. El estrés de fin de año afecta tanto el bienestar general como la vida sexual.

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El cortisol, conocido como la hormona del estrés, tiene un impacto directo en la libido. “Altos niveles de cortisol inhiben la respuesta sexual y afectan el deseo”, comentó Castello. También señala que la alimentación deficiente contribuye a agravar esta situación.

El deseo sexual puede fluctuar según las etapas de la vida y las circunstancias emocionales. “Las mujeres en lactancia tienen niveles elevados de prolactina, que también inhibe el deseo”, detalló el especialista. Eventos como duelos o crisis personales suelen reducir el interés por la intimidad.

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En Argentina, los trastornos de ansiedad afectan a una gran parte de la población. “Uno de cada cuatro argentinos tiene ansiedad, lo que incrementa el cortisol y disminuye el deseo sexual”, advirtió. La combinación de estrés y dificultades emocionales genera un impacto significativo en la sexualidad.

La satisfacción sexual no depende únicamente de la frecuencia de las relaciones. “No se trata de cuántas veces se tiene sexo, sino de qué tan satisfactorias son las experiencias”, explicó el médico. La calidad y el entendimiento mutuo son más importantes que los números.

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Una buena comunicación en pareja puede transformar la vida íntima de las personas. “Hablar asertivamente sobre gustos y necesidades sexuales es esencial para evitar conflictos”, afirmó. Sin este diálogo, las diferencias suelen convertirse en tensiones mayores.

La actividad física regular se presenta como una aliada de la sexualidad. “Hacer ejercicio al menos tres veces por semana mejora notablemente la libido y el rendimiento sexual”, comentó el especialista. Sin embargo, el exceso de entrenamiento puede tener el efecto contrario.

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Incluso caminar con regularidad aporta beneficios significativos a la salud sexual. “Moverse de forma constante mejora la conexión entre el cuerpo y la mente, y optimiza la respuesta sexual”, aseguró. Las pequeñas acciones cotidianas generan grandes cambios en el bienestar.

Para Castello, abordar el tema de la sexualidad sin tabúes es vital para una relación sana. “Hablar sobre nuestras preocupaciones y deseos fortalece los vínculos en pareja”, reflexionó el médico. Aceptar que el deseo fluctúa permite afrontar las dificultades sin culpas.

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El especialista destaca la importancia de entender el deseo como un proceso dinámico. “No hay que normalizar la falta de deseo, sino entender que responde a diversas situaciones”, concluyó Castello. El autocuidado y la comunicación son herramientas fundamentales para el bienestar íntimo.