Un ómnibus voló hasta la playa en Montevideo
Un ómnibus de la empresa Cutcsa perdió el control en Montevideo y terminó en la orilla del mar tras una frenética carrera que atravesó canteros, semáforos en rojo y un muro de contención.
El vehículo de la línea 121, con 15 pasajeros a bordo, fue conducido por ocho cuadras a contramano y a toda velocidad, cruzando varios semáforos hasta terminar en la playa, literalmente.
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"Pasó el cantero, atravesó un muro, y el ómnibus saltó sobre las dunas antes de clavarse en la orilla", relató uno de los pasajeros. El relato de Sandro, que viajaba junto a su compañera de trabajo Daniela, refleja la mezcla de impotencia, miedo y desconcierto de quienes vivieron el hecho. “Venía quemado. Estaba locazo. Nunca pensamos que iba a hacer esto”, dijo.
Los pasajeros comenzaron a gritar y a tocar el timbre pidiendo bajarse. Pero el conductor no frenaba. Daniela se encogió en su asiento y se cubrió la cabeza. Sandro se aferró con fuerza a los apoyabrazos. "¡Pará, nos vas a matar!", se escuchaba dentro del colectivo.
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Una de las hipótesis iniciales apunta a una falla en los frenos, aunque otras versiones sugieren que el chofer pudo haberse dormido. Sin embargo, algunos testimonios ponen en duda esa explicación: "¿Si estaba dormido, por qué no se fue contra un árbol?", se preguntan los sobrevivientes.
Matías Muniz, otro pasajero, denunció que Cutcsa jamás se comunicó con ellos tras el accidente. La empresa habría ofrecido una indemnización simbólica de 700 dólares, cifra que generó indignación entre los damnificados. "Sufrimos secuelas mentales. Todo cuesta plata. Y si quiero pagarme un psicólogo, no me alcanza", lamentó.
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La Justicia investiga el hecho tanto en el fuero penal como en el civil. Por ahora, el chofer permanece en libertad, lo que ha aumentado el malestar de los sobrevivientes. “Yo estoy con un seguro de paro que no llega a 350 dólares, y él está en su casa”, dijo Sandro al semanario Búsqueda.
El juicio promete ser largo, mientras que los pasajeros aún luchan con las consecuencias emocionales de aquel trayecto que cambió sus vidas. “No tengo rencor, pero esto fue un atentado. Que se haga cargo la Justicia. Fue una locura total”, cerró Sandro.