

Marcelo Gallardo atraviesa el momento más difícil de su carrera como entrenador y en River ya no hay margen para seguir esperando resultados. El Muñeco, que supo convertirse en el técnico más ganador de la historia del club, acumula 15 títulos perdidos de forma consecutiva y no logra una consagración desde diciembre de 2021. En este 2025, solo le quedan dos competencias para revertir el panorama: la Liga Profesional y la Copa Argentina.


Ambos torneos lo tienen todavía en competencia, pero el presente futbolístico no ilusiona. River mostró una imagen irregular en el Apertura y volvió a decepcionar en la Copa Libertadores, donde quedó eliminado antes de lo previsto. La presión crece jornada a jornada y los hinchas exigen resultados concretos.
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El club apostó fuerte con incorporaciones de peso y gastó millones de dólares en jugadores con experiencia internacional. 17 refuerzos, 72 millones de dolares. Sin embargo, varios de esos nombres no lograron afianzarse y, en algunos casos, ni siquiera sumaron minutos oficiales. La inversión no se tradujo en rendimiento dentro del campo.
En paralelo, River debe resolver situaciones contractuales de peso. En diciembre de este año finalizan los vínculos de Miguel Borja, Milton Casco, Enzo Pérez, Pity Martínez y Nacho Fernández, todos referentes del ciclo Gallardo. La renovación del plantel parece inevitable.
Desde la dirigencia ya adelantaron que enero será un mercado movido. La idea es dar salida a varios históricos y abrir espacio para nuevos refuerzos. El club necesita oxígeno, juventud y, sobre todo, resultados inmediatos.
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El paso de Gallardo por Arabia Saudita tampoco entregó buenas noticias. Dirigió a Al-Ittihad en cinco torneos y los perdió todos: desde la liga local hasta el Mundial de Clubes. La racha negativa se estiró también en el exterior.
A pesar de su historia y del respaldo acumulado, Gallardo ya no camina con la misma tranquilidad. El hincha observa el retroceso futbolístico y también señala a la dirigencia por la falta de respuestas deportivas. La paciencia comienza a agotarse.
Con contrato vigente hasta diciembre de 2025, Gallardo sabe que necesita una vuelta olímpica este año. No solo para sostener su lugar en el banco, sino para devolverle competitividad a un club que perdió protagonismo en el continente. River ya no vive de recuerdos.

















