Osorio y Pequeño J
La investigación por el asesinato de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez sumó un nombre que hasta ahora permanecía en las sombras: Matías Osorio. Distintas fuentes policiales lo ubican como la mano derecha de “Pequeño J”, el hombre considerado el autor intelectual del triple crimen. Su aparición en la causa no solo amplía el círculo de sospechas, sino que además introduce nuevas dudas sobre los negocios que rodean a la organización.
Osorio, de poco más de veinte años, habría tenido un papel de nexo logístico entre los ejecutores y la estructura narco. Aunque todavía no existen pruebas concretas que lo comprometan de manera definitiva, la mención repetida en declaraciones testimoniales lo instaló en el centro del expediente. Para los investigadores, su rol pudo haber sido más relevante de lo que la familia admite públicamente.
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El giro en la causa llegó con el testimonio de una mujer cercana al joven, que se animó a hablar con medios nacionales. “La última vez que hablé con él fue para saludarlo por su cumpleaños. Me contestó cortante, me dijo ‘Bueno, chau’, y ya”, relató. En ese mismo diálogo, reveló que la relación con su madre era mala y que prácticamente no mantenía contacto con otros parientes.
Cuando se la consultó por posibles vínculos con el narcotráfico, la mujer respondió con cautela. “No sabría decirte si vendía droga, porque no creo que lo sepa todo el mundo. La verdad, no lo sé”, expresó, dejando entrever la incertidumbre y el temor que atraviesa a la familia desde que el nombre de Matías comenzó a circular en la causa.
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Más allá de la sospecha sobre drogas, la declaración incluyó un dato llamativo: Osorio se había volcado de lleno al mundo de las criptomonedas. Según la versión de la familiar, se obsesionó con la idea de hacerse millonario a través de las inversiones digitales y llegó incluso a pedir préstamos para cubrir deudas. “Le decían que estaba loco, que pensaba que iba a ser millonario”, señaló, marcando un contraste con la figura clásica del soldado narco.
Ese perfil alternativo genera dudas sobre si su participación en las criptomonedas pudo haber estado vinculada a maniobras de lavado de dinero. Las autoridades no descartan que la actividad financiera haya sido utilizada para blanquear ganancias ilícitas de la organización, una modalidad cada vez más frecuente en redes criminales con acceso a plataformas digitales.
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El testimonio familiar también expuso el temor que rodea a su entorno desde que su nombre apareció en la investigación. “Yo pienso que corre peligro de muerte. Tenemos muchísimo miedo”, confesó la mujer, sin confirmar amenazas directas, pero dejando en claro que la sensación de inseguridad es permanente.
Mientras tanto, vecinos de Florencio Varela describen a Osorio como un joven reservado, al que algunos recuerdan en compañía de personas ligadas al narcotráfico. El silencio en el barrio refleja el miedo a hablar y la desconfianza hacia las fuerzas de seguridad, pese al refuerzo policial en la zona. Esa mezcla de temor y desconfianza es uno de los principales obstáculos para sumar más testimonios al expediente.
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Por ahora, Osorio permanece en un limbo: no está detenido ni imputado formalmente, pero tampoco puede desligarse de las sospechas. La investigación continúa, la familia vive en estado de alerta y los investigadores intentan reconstruir un rompecabezas donde conviven la violencia narco, las disputas por dinero y la búsqueda desesperada de un futuro económico a través de negocios digitales.
Fuente: MSN
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