Los verdaderos motivos del horrendo crimen de las chicas de Florencio Varela

El triple crimen que conmociona a Florencio Varela cumple ya dos semanas sin que se aclare por qué tres jóvenes fueron asesinadas con tanta violencia. Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Gutiérrez (15) aparecieron enterradas en el jardín de una vivienda tras ser torturadas y golpeadas, pero el motivo que desencadenó el ataque aún permanece bajo análisis.

La causa judicial acumula hasta ahora nueve detenidos, entre ellos Tony Janzen Valverde Victoriano, conocido como “Pequeño J”, señalado como el posible autor intelectual. Las sospechas apuntan a un ajuste vinculado al narcotráfico, aunque en el expediente no existe ninguna constancia formal que confirme ese móvil. El fiscal de Homicidios de La Matanza, Adrián Arribas, continúa recibiendo pruebas y espera resultados de peritajes sobre los teléfonos de varios implicados.

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El ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, sostuvo desde el inicio que “todo da cuenta de una venganza narco”, hipótesis que fue reforzada por testimonios que circularon en las primeras horas de la investigación. Sin embargo, esa línea convive con otras versiones que involucran disputas por dinero y drogas que habrían desaparecido.

Según informaron fuentes policiales, un primer detenido declaró de manera informal que una de las víctimas se habría quedado con una suma de entre 60 y 70 mil dólares o con varios kilos de cocaína. Esos dichos nunca fueron incorporados formalmente al expediente, pero se mantienen como un elemento que alimenta las sospechas de los investigadores.

El vínculo entre algunos de los acusados permitió abrir otra línea de pesquisa. Se detectaron transferencias de dinero desde la billetera virtual de Magalí Celeste González Guerrero a Matías Agustín Ozorio, uno de los últimos detenidos. Los montos eran pequeños y repetidos, lo que para los investigadores coincide con movimientos propios del narcomenudeo.

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El caso también sumó un dato perturbador: algunos testigos aseguraron que el crimen fue transmitido en vivo a través de una plataforma digital cerrada para un grupo de entre 40 y 45 personas. Esa posibilidad aún no fue corroborada en la causa, pero refuerza la hipótesis de que el ataque buscó enviar un mensaje disciplinador dentro de la organización que encabezaría “Pequeño J”.

Mientras tanto, la cooperación internacional quedó en el centro de la escena. Una delegación argentina viajó a Lima y logró el regreso al país de Ozorio, expulsado por las autoridades peruanas. En cambio, el presunto jefe de la banda deberá enfrentar un proceso de extradición que podría demorar más tiempo debido a su nacionalidad peruana.

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Las familias de las víctimas reclaman justicia y piden celeridad para conocer qué motivó semejante ataque. “Queremos saber por qué les hicieron esto y que los responsables paguen por lo que hicieron”, expresaron allegados a las jóvenes. El caso expone la brutalidad con la que operan redes criminales en el conurbano bonaerense y deja en evidencia la dificultad de la Justicia para avanzar con pruebas firmes en medio de versiones cruzadas.

El expediente judicial sigue abierto con expectativa sobre el resultado de los peritajes y la definición de la situación procesal de los nueve detenidos. Los investigadores confían en que la apertura de los teléfonos pueda aportar información decisiva para esclarecer el móvil de un crimen que todavía mantiene interrogantes.

Fuente: Diario Clarín