

Gimnasia de Mendoza festejó con categoría y consiguió el pasaje a la final del primer ascenso tras vencer 1‑0 a Defensores de Belgrano. La victoria le permitió adjudicarse la Zona B y ahora se medirá con Deportivo Madryn por la máxima recompensa del torneo. El Lobo no visita la Primera desde 1985, por lo que el choque adquiere una dimensión histórica.


El tanto decisivo llegó faltando quince minutos, cuando Fermín Antonini convirtió con un remate preciso que dejó sin respuestas al arquero visitante. Fue el momento que quebró el empate y decantó la serie a favor de los mendocinos. El estadio local estalló y la tensión se trasladó a los minutos finales.
Gimnasia dependía de sí mismo para llegar a esta definición. Con una victoria en casa aseguraba su lugar sin importar otros resultados. El Pincha de Caseros fue el único que acechaba, pero perdió temprano y cedió su chance.
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La definición entre Gimnasia y Deportivo Madryn se jugará en un solo partido, según lo acordado en AFA, y su organización será tema de una reunión el lunes. Se definirán la sede, el horario y reglamentos para ese enfrentamiento decisivo. La emoción crece entre hinchas e instituciones.
Para Madryn será una gran oportunidad. Llegó con méritos al decisivo duelo y sabe que no puede regalar nada. Tendrá que estar firme y compacto.
Gimnasia, por su parte, llegará con impulso y confianza, convencido de que puede romper con años de ausencia en la máxima categoría. La zona ganada con autoridad lo respalda y su hinchada sueña con el ascenso. El momento lo pone entre los grandes.
La serie definitoria será de alto voltaje. No habrá margen para relajarse ni errores. Cada detalle podrá inclinar la balanza.
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El que logre sostener la presión será el que tendrá ventaja definitiva en el partido único. La tensión, los nervios y el coraje serán protagonistas. Ninguna distracción será permitida.
Este duelo definirá mucho más que un ascenso. Será la culminación de una temporada intensa. Vendrán emociones verdaderas.
La final promete un espectáculo digno del momento: dos equipos con hambre, una plaza en juego y una historia que puede cambiar de dueño. El que levante la copa obtendrá un boleto hacia la máxima categoría. Los sueños están en juego.

















