
El deshielo del Ártico reactiva microbios milenarios capaces de liberar gases de efecto invernadero
Actualidad14/10/2025
REDACCIÓN
Microorganismos atrapados durante milenios bajo el hielo del Ártico volvieron a la vida y encendieron una nueva alerta sobre el cambio climático. Un equipo de científicos que analizó muestras del permafrost de Alaska descubrió que los microbios pueden reactivarse tras miles de años y comenzar a liberar gases de efecto invernadero. El hallazgo, publicado en el Journal of Geophysical Research Biogeosciences, demuestra que el deshielo podría transformar el equilibrio del clima global.


El estudio fue dirigido por Tristan Caro y Sebastian Kopf, investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder, en colaboración con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos. Las muestras, tomadas del túnel de permafrost de Fairbanks, tenían edades que oscilaban entre pocos miles y hasta 40.000 años. En laboratorio, los expertos simularon el calentamiento del suelo ártico con temperaturas de entre 4 y 12 grados, similares a los veranos más cálidos de Alaska y a los escenarios previstos por los modelos climáticos.
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El permafrost cubre una cuarta parte del hemisferio norte y encierra suelo, hielo, restos orgánicos y microorganismos en estado latente. Al derretirse, libera carbono almacenado en forma de dióxido de carbono y metano, gases que amplifican el calentamiento global. Hasta ahora se desconocía la velocidad con la que los microbios antiguos podían reactivarse y su verdadero potencial para transformar materia orgánica en emisiones.
En los experimentos, los científicos añadieron agua enriquecida con deuterio, una forma pesada de hidrógeno que permitió rastrear la actividad biológica. A los seis meses, algunas colonias microbianas formaron biofilms, estructuras visibles compuestas por grupos de microorganismos activos. “No eran muestras muertas en absoluto. Todavía pueden albergar vida robusta capaz de descomponer materia orgánica y liberarla como dióxido de carbono”, explicó Caro.
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El aumento de la temperatura no aceleró de inmediato la reactivación microbiana, pero sí prolongó su actividad con el tiempo. Los investigadores observaron que veranos más extensos podrían intensificar la liberación de gases, incluso sin picos extremos de calor. “Puedes tener un solo día caluroso en Alaska, pero lo que realmente importa es el alargamiento del verano, cuando las temperaturas cálidas se extienden hacia el otoño y la primavera”, advirtió Caro.
Aunque las pruebas se realizaron en condiciones controladas, el equipo reconoció que el comportamiento de estos microorganismos en entornos naturales aún plantea interrogantes. No se detectaron riesgos para la salud humana, pero el estudio remarca la importancia de seguir investigando su impacto potencial en otras regiones del planeta.
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El doctor Kopf, profesor de ciencias geológicas, resumió el dilema con una pregunta que hoy inquieta a la comunidad científica: “¿Cómo afectará el deshielo de todo este suelo congelado, donde sabemos que hay toneladas de carbono almacenado, a la ecología de estas regiones y a la velocidad del cambio climático?”
Los investigadores concluyeron que la reactivación de microbios antiguos podría liberar carbono de forma progresiva, pero el avance del deshielo en el Ártico y la extensión de los veranos aceleran ese proceso. Aunque la reanimación microbiana es lenta, su impacto acumulativo podría alterar los balances de carbono del planeta y contribuir a un ciclo de calentamiento cada vez más difícil de revertir.
Fuente: Infobae.

















