Barry Bennett, el operador de Trump que dice representar al presidente y aparece ligado a un contrato con la SIDE

Actualidad20/10/2025Sergio BustosSergio Bustos
bennett caputo
Bennett junto a Caputo.

El consultor político Barry Bennett, figura clave en la campaña presidencial de Donald Trump en 2016, volvió a colocarse en el centro de la escena, esta vez en la Argentina. Según reveló una investigación de Letra P, la SIDE habría firmado un contrato con la consultora Tactic Global, donde Bennett aparece como socio junto al argentino Leonardo Scatturice, exagente del organismo de inteligencia.

El acuerdo, según la publicación, contemplaría honorarios de USD 10.000 mensuales a cambio de “coordinar reuniones entre la Presidencia de la Nación y funcionarios de Estados Unidos, además de brindar asesoramiento estratégico a la Secretaría de Inteligencia del Estado”. Hasta el momento, ninguna autoridad del Gobierno confirmó ni negó oficialmente la existencia del contrato.

La trama se complica porque, en paralelo, Bennett fue recibido hace pocos días en Casa Rosada por el asesor presidencial Santiago Caputo, figura central del círculo libertario. En esa reunión, el consultor se habría presentado como “representante del expresidente Donald Trump”, según consignaron medios estadounidenses y fuentes diplomáticas.

Durante el encuentro, del que también participó personal de la Cancillería, Bennett prometió “acercar inversiones y apoyo político de figuras del Partido Republicano”, un gesto que, de confirmarse, colocaría al Gobierno argentino en una delicada posición diplomática. Fuentes internas describieron el encuentro como “una reunión más política que técnica”, aunque admitieron que “hubo temas sensibles de seguridad y cooperación”.


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“Si el contrato existe, estamos ante una intromisión directa en tareas de inteligencia nacional por parte de un operador extranjero”, advirtió un exfuncionario del área de inteligencia consultado por La 17. El especialista remarcó que la Ley 25.520 prohíbe expresamente la participación de consultores extranjeros en funciones operativas o de enlace político dentro de la SIDE.

El vínculo entre Bennett y la administración Milei no es nuevo. En Washington, el consultor es visto como un lobista con acceso directo a legisladores republicanos y a empresarios del círculo trumpista. En Buenos Aires, su desembarco se interpreta como una jugada para fortalecer el vínculo con la derecha norteamericana y mejorar la imagen internacional del Gobierno.

Sin embargo, lo que comenzó como un gesto político terminó derivando en un caso de posible injerencia. La contratación de Tactic Global —según la filtración— no habría pasado por licitación ni control legislativo, y se mantiene bajo estricta reserva. En los pasillos del Congreso, varios legisladores opositores reclaman la publicación del contrato y los informes de gasto vinculados a esa asesoría.


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Desde el entorno de Caputo se limitaron a decir que la reunión con Bennett fue “protocolar” y que “no existe ningún acuerdo firmado con la SIDE”. Pero las versiones no coinciden con los documentos citados por el medio especializado, que detallan funciones de enlace directo entre el despacho presidencial y la agencia de inteligencia.

En los círculos diplomáticos, el episodio generó sorpresa y preocupación. “Si un asesor extranjero afirma representar al expresidente Trump mientras negocia con la inteligencia argentina, eso cruza límites institucionales”, señaló una fuente de la embajada norteamericana bajo condición de anonimato.

El caso deja en evidencia la opacidad con que se manejan ciertos vínculos entre la política y los servicios secretos, una zona donde el dinero, la influencia y el poder se entrelazan sin control. En este tablero, Barry Bennett aparece como el operador perfecto: con acceso a Washington, llegada a la Casa Rosada y la habilidad de moverse entre dos gobiernos con intereses comunes.

Por ahora, el Gobierno guarda silencio. Pero cada hora que pasa la sombra de un lobby internacional dentro del sistema de inteligencia argentino se vuelve más difícil de disipar.

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