
Gallardo volvió a guardar silencio tras la derrota y preocupa en River Plate
Deporte03/11/2025
REDACCIÓN
Marcelo Gallardo sorprendió una vez más al decidir no hablar con la prensa después del 1-0 ante Gimnasia en el Monumental. La suspensión repentina de la conferencia profundizó el clima de tensión que atraviesa River, un club que no encuentra respuestas futbolísticas ni anímicas. El silencio del entrenador se transformó en el símbolo de un equipo que parece haber perdido el rumbo.


La derrota frente al Lobo llegó en el peor momento posible. River acumula cuatro caídas consecutivas en casa y una eliminación reciente en la Copa Argentina, mientras los hinchas manifiestan su fastidio en cada partido. El Monumental, otrora escenario de gloria, hoy refleja la frustración de un ciclo desgastado.
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El mutismo del Muñeco tiene un peso particular, sobre todo después de su última aparición pública. En aquella conferencia, posterior a la eliminación ante Independiente Rivadavia, Gallardo admitió que “los objetivos no se cumplieron y habrá que analizar cómo seguimos”, dejando entrever que su continuidad podría estar en revisión.
Desde entonces, nada mejoró. River perdió cinco de los últimos seis encuentros y sólo logró una victoria frente a Talleres. Los números hablan por sí solos: hace 99 años que el club no sufría una racha tan negativa en el Monumental.
En lo futbolístico, la preocupación crece. El equipo se mantiene tercero en la tabla anual, con 52 puntos, pero su rendimiento genera más dudas que certezas. La clasificación a la Copa Libertadores, que parecía asegurada, hoy está en riesgo por la falta de regularidad.
El silencio del DT también alimenta especulaciones sobre su futuro. Algunos interpretan que necesita tiempo para repensar decisiones, otros creen que evalúa dar un paso al costado. En cualquier caso, su ausencia mediática amplifica el malestar de una hinchada que exige explicaciones.
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Desde su entorno aseguran que Gallardo hablará durante la semana, probablemente antes del Superclásico ante Boca. Ese encuentro será mucho más que un partido: una derrota podría acelerar decisiones que hasta ahora se evitaban.
En Núñez, el ambiente está cargado de ansiedad y nerviosismo. Los jugadores sienten la presión y el estadio se volvió un termómetro de la frustración colectiva. Los insultos del público tras el último partido fueron una señal clara del quiebre emocional que vive el plantel.
A pesar de todo, Gallardo mantiene su perfil bajo y prepara el clásico con la misma intensidad de siempre. Sabe que un triunfo ante Boca puede darle aire y reordenar el rumbo de River. El Superclásico llega en el momento más delicado del ciclo, y el silencio del Muñeco dice mucho más que cualquier declaración.
















