

El regreso del Regina Australe al muelle generó una reacción inmediata en Puerto Madryn, donde muchas personas consultaron si el catamarán volvería a ofrecer paseos náuticos como en los años en que marcó presencia en la costa local. La expectativa no tardó en multiplicarse entre llamadas y mensajes dirigidos a los socios del consorcio propietario. “Nos llamó un montón de gente porque se pusieron muy contentos”, contó Héctor Tiño Resnik en El Quinto Poder por #LA17.


El empresario aclaró que la presencia del barco en el muelle forma parte de un proceso técnico y no de una vuelta inmediata al servicio. “Solicitamos a Prefectura Naval Argentina un pilotaje para trasladarlo a Buenos Aires y hacer una reforma estructural del barco”, explicó. Ese traslado permitirá iniciar una modificación profunda que apunta a ajustar su numeral de arqueo, un factor que define el tipo y número de tripulantes requeridos por normativa.
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El tamaño original del catamarán exige una tripulación mercante de alta jerarquía, lo que vuelve inviable su operación turística por los costos asociados. Resnik detalló que el Regina Australe debe navegar con un capitán de ultramar, maquinistas y personal especializado, requisitos propios de embarcaciones oceánicas y no de unidades destinadas a paseos turísticos, que trabajan con patrones de zonas especiales y marineros.
La reforma se realizará en un astillero de Escobar, provincia de Buenos Aires. “El barco tiene un numeral de arqueo muy alto y eso lo vuelve inviable para una operación turística”, señaló Resnik. La transformación buscará reducir ese valor y habilitar una tripulación acorde a una operatoria comercial, condición indispensable para sostener un proyecto de navegación recreativa.
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El proceso se relaciona con la historia reciente del catamarán, que en 2020 fue varado en Puerto Madryn en plena pandemia. Ese año, el consorcio construyó con recursos propios un varadero dentro del predio portuario, una obra que evitó el deterioro del casco y permitió avanzar con tareas de mantenimiento mientras se evaluaban alternativas de venta, reforma o relanzamiento operativo.
Resnik reconoció que los costos reales de operación no habían sido previstos en su totalidad, algo que influyó en la decisión de detenerlo y analizar diferentes escenarios. “Cuando lo compramos no nos dimos cuenta de que los costos asociados iban a ser demasiado altos”, dijo. La venta no está descartada, aunque la oferta mundial de embarcaciones grandes complica las posibilidades de una transacción.
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Mientras tanto, el Regina Australe quedará fuera de servicio durante al menos un año y medio. El futuro de su operación en el Golfo Nuevo dependerá del resultado de la reforma y del contexto turístico. “Seguimos apostando, pero no es inmediato”, aseguró Resnik.
El empresario también analizó la temporada en Puerto Pirámides, donde el consorcio continúa con los servicios de avistaje. Según indicó, la actividad se ubica en niveles similares a los de los años previos a la pandemia. “Encontramos una temporada normal, del mismo nivel que las temporadas previas a la pandemia”, afirmó.
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En Madryn persiste el deseo de que el catamarán regrese algún día a la navegación local. El barco, recordado por eventos sociales y paseos costeros, dejó una huella en el público y en quienes participaron de su operación. “El proyecto es espectacular y sería un lujo poder volver con este barco”, expresó Resnik durante la entrevista.






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