Sorprende la baja conciencia social frente a la violencia contra las mujeres

Un nuevo índice regional sobre violencia hacia las mujeres expone una realidad preocupante en Argentina: solo 27 % de la población muestra niveles muy altos o altos de conciencia sobre la problemática, según datos presentados en el Índice de Concientización sobre Violencia contra las Mujeres. El informe coloca al país ante un escenario donde la falta de reconocimiento limita la capacidad para prevenir y acompañar casos reales.

La medición, aplicada en seis países de América Latina, apunta a evaluar cuánto comprenden las sociedades las formas, dinámicas y consecuencias de la violencia. El informe concluye que una sociedad donde menos de un tercio reconoce la magnitud del problema no está preparada para erradicarlo, una afirmación que resume la preocupación de quienes participaron en su elaboración.

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Uno de los aspectos más significativos aparece entre las propias mujeres. Tres de cada diez no declaran de manera espontánea haber vivido violencia, pero sí la identifican luego cuando se describen situaciones concretas, lo que revela una brecha entre la experiencia personal y la forma en que se expresa o interpreta. Esa diferencia, del 32 %, marca cuán difícil resulta nombrar hechos que sí están tipificados por la ley.

En una primera consulta abierta, el 55 % de las mujeres encuestadas reconoció haber atravesado situaciones violentas. Cuando se presentó un listado de 16 conductas específicas, el 87 % se identificó con al menos una, lo que evidencia que la violencia puede permanecer oculta incluso para quienes la vivieron, ya sea por falta de información, minimización o naturalización.

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El índice también muestra una contradicción entre lo que las personas dicen que harían y lo que efectivamente hacen. El 75 % afirmó que tomaría alguna medida si sufriera violencia de género, con especial énfasis en llamar a la Policía. Sin embargo, en situaciones reales el 97 % de quienes conocieron a una mujer en situación de violencia realizó al menos una acción de acompañamiento o intervención, un dato que revela mayor capacidad de reacción cuando el caso involucra a alguien cercano.

Las mujeres víctimas buscan ayuda con más frecuencia en personas de confianza que en instituciones. Un 31 % pidió apoyo a amigos y un 29 % a familiares, mientras que solo el 10 % recurrió a servicios públicos especializados, lo que refleja la distancia que aún existe entre el Estado y quienes atraviesan situaciones de riesgo.

El índice también expone barreras culturales. Tres de cada cuatro personas creen que la eliminación de la violencia es una responsabilidad colectiva, pero el 30 % sostiene que los conflictos de pareja deben resolverse solo entre sus integrantes, una mirada que limita la intervención externa y puede favorecer el silencio.

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En el plano emocional, aparecen temores que condicionan la búsqueda de ayuda. El 66 % considera que muchas mujeres no recurren a instituciones por miedo a sufrir mayor violencia, ya sea por parte de su agresor o incluso dentro de los propios mecanismos institucionales. A su vez, la mitad de las personas encuestadas cree que las leyes vigentes resultan poco efectivas para proteger a las víctimas.

El Índice de Concientización será lanzado de manera conjunta en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y México. Los resultados muestran que la dificultad para transformar preocupación en acciones concretas se repite en toda la región, con sociedades que consideran importante reforzar las políticas contra la violencia pero que declaran tener poca información para ayudar a mujeres que la padecen.

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La herramienta busca orientar estrategias públicas y privadas, reforzar campañas de prevención y promover cambios culturales que permitan reconocer la violencia desde sus primeras manifestaciones. La comprensión social resulta vital para acompañar a las víctimas y reducir los niveles de tolerancia frente a hechos que atentan contra sus derechos, un objetivo que se vuelve central para todos los países evaluados.