

River salió decidido a imponerse en Liniers, pero el 0-0 terminó dejando más dudas que certezas. El equipo de Marcelo Gallardo arrancó activo, metido en campo rival y con tres llegadas claras en los primeros minutos que insinuaron un partido distinto al que finalmente se vio.


Con el correr del juego, Vélez ajustó líneas y ganó metros. El equipo de Guillermo Barros Schelotto logró asentarse y empezó a controlar el ritmo, hasta el punto de generar varias ocasiones en el tramo final del primer tiempo. El Millonario retrocedió de a poco y perdió presencia en ataque.
El complemento ofreció otra intensidad. Los dos equipos empujaron con decisión, generaron situaciones y obligaron a Tomás Marchiori y Franco Armani a sostener el cero. La tensión subió cada vez que la pelota rondó las áreas, aunque el marcador se congeló con la misma imagen inicial.
OTRAS NOTICIAS:
Para River, el empate duele más que el punto. El equipo acumula cuatro partidos consecutivos sin convertir y su lugar en la Copa Libertadores 2026 quedó seriamente condicionado. Al terminar cuarto en la tabla anual, ahora depende de que Rosario Central, Boca o Argentinos Juniors ganen el Clausura para recibir el cupo al repechaje.
El escenario podría complicarse aún más. Racing tiene la chance de superarlo si vence a Newell’s por una diferencia superior a cinco goles, una posibilidad remota pero no descartada. En ese caso, River quedaría obligado a ganar el Clausura para asegurarse su clasificación internacional.
Mientras tanto, en Liniers hubo otra lectura. Vélez cerró la jornada con sensaciones más estables y la tranquilidad de su clasificación. El Fortín terminó cuarto en la zona B con 26 puntos, lo que le permitirá disputar los octavos con el Amalfitani como fortaleza.
OTRAS NOTICIAS:
River, en cambio, quedó sexto con 22 unidades. El equipo volvió a mostrar ráfagas de intención, aunque su falta de eficacia golpea cada vez más fuerte. La preocupación crece porque el gol no aparece y los márgenes se reducen, justo cuando el año entra en su tramo decisivo.
Los últimos minutos del partido retrataron la tensión que atraviesa a ambos clubes. Vélez buscó con empuje y River respondió con arrestos, aunque sin claridad para quebrar la paridad. El final dejó un silencio espeso, más expresivo que cualquier protesta, y la sensación de que el Millonario perdió otra oportunidad valiosa.
En el cierre, Gallardo evitó excusas y apuntó a recuperar efectividad antes de que el calendario apriete aún más. Mientras tanto, los hinchas miran la tabla, los resultados ajenos y las cuentas pendientes. El pasaje a la Libertadores sigue abierto, aunque ahora cuelga de un hilo cada vez más fino.

















