Escándalo en Philadelphia: la noche en que Paraguay y EE.UU. desataron una batalla furiosa
Deporte16/11/2025
REDACCIÓN
Amistoso
El final del amistoso en Philadelphia se convirtió en un caos que desbordó cualquier expectativa deportiva. Lo que había sido un partido intenso, con buen ritmo y dos selecciones que llegarán al Mundial 2026, terminó envuelto en golpes, empujones y gritos que recorrieron el mundo en minutos.
La chispa se encendió en una pelota dividida entre Gustavo Gómez y Alex Freeman, duelo que comenzó como una disputa normal por un lateral y se transformó en un cruce verbal que alteró el clima general. La intervención de Sebastian Berhalter aceleró la tensión y varios futbolistas corrieron para separar, aunque el empujón inicial abrió la puerta a una escena más violenta.
En segundos, el roce se convirtió en un tumulto. Jugadores, suplentes y asistentes se sumaron a una trifulca que avanzó desde la banda hacia el centro del campo, mientras la transmisión mostraba cuerpos entrelazados, insultos y gestos desesperados de técnicos que intentaban frenar la escalada.
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El momento más impactante llegó cuando Gómez tomó del cuello al arquero Matt Freese. Las imágenes lo muestran sujetándolo con fuerza, mientras otros intentaban intervenir sin éxito. Freeman terminó con sangre en la boca y varios futbolistas presentaron golpes menores que reforzaron la gravedad del incidente.
La conmoción obligó a detener el partido. El árbitro reunió a los capitanes en un intento por calmar la situación, mientras organizadores y asistentes analizaban si correspondía expulsar a alguno de los involucrados. Después de algunos minutos, el juego se reanudó sin sanciones mayores, aunque el ambiente seguía cargado.
En lo estrictamente futbolístico, Estados Unidos había mostrado autoridad desde el inicio. Giovanni Reyna abrió el marcador a los cuatro minutos con un cabezazo potente que marcó su vuelta a la selección tras una larga etapa de lesiones. Su presencia influenció todo el trámite del partido.
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Paraguay reaccionó rápido. Alex Arce igualó de cabeza tras un centro perfecto de Miguel Almirón, en una jugada que condensó la precisión del equipo de Gustavo Alfaro, aunque el plan quedó condicionado por la presión constante del local que obligó a replegar líneas.
La insistencia estadounidense encontró premio en el segundo tiempo. Un error en la salida paraguaya permitió la recuperación de Reyna, quien asistió a Folarin Balogun para el 2-1. El intento de despeje de Damián Bobadilla quedó corto y la pelota terminó servida para que el delantero definiera sin oposición.
Paraguay buscó una reacción tardía. Blas Riveros apareció como la vía más profunda por izquierda, generó desbordes y obligó al fondo local a multiplicar esfuerzos, aunque la falta de claridad en los metros finales impidió un empate que hubiera cambiado la noche.
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