

Boca superó 2-0 a Tigre en La Bombonera y sumó una victoria que lo dejó en lo más alto de la Zona A. El equipo dirigido por Claudio Úbeda sostuvo una actuación sólida, marcada por momentos de control claro. Tigre, en cambio, terminó la noche pendiente de los partidos del día siguiente.


El estadio lució colmado y el público acompañó con intensidad desde el primer instante, creando una atmósfera vibrante. Los cánticos bajaron de cada tribuna y marcaron el ritmo de la noche. La energía del lugar impulsó al Xeneize en varios pasajes.
El inicio mostró a Boca con intención de avanzar rápido y a Tigre dispuesto a disputar cada pelota. La visita buscó presionar alto y cortar circuitos. Esa primera etapa tuvo paridad y ciertos momentos de tensión.
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La jugada más sorprendente del tramo inicial fue la atajada de Marchesín, que voló hacia su izquierda y salvó un remate fuerte. “Una reacción increíble”, comentaron desde la platea, luego de ver cómo se evitó el 1-0 visitante. Esa acción sostuvo a Boca en un momento incómodo.
Los primeros cuarenta y cinco minutos no entregaron demasiadas chances claras, pero sí mucha intensidad táctica. Boca intentó progresar por las bandas, mientras Tigre se mantuvo ordenado cerca de su área. El entretiempo llegó con la sensación de partido abierto.
En el segundo tiempo, Boca ajustó líneas y ganó control en la zona media, lo que le permitió jugar más tiempo en campo contrario. Tigre perdió precisión en los retrocesos y lo sintió en cada avance rival. El Xeneize se adueñó del partido con autoridad.
El gol de Ayrton Costa fue la escena que destrabó la noche: apareció dentro del área y definió con potencia tras un rebote. El grito se escuchó fuerte y generó alivio inmediato. La celebración marcó un cambio total en el ánimo del equipo.
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Minutos después, Edinson Cavani ingresó para sumar peso ofensivo y darle otro ritmo al ataque. Sus movimientos inquietaron a la defensa rival y abrieron espacios. El uruguayo mostró claridad en cada intervención.
Tigre acumuló amonestaciones y perdió orden, mientras Boca mantuvo el control sin apresurarse. El Matador sintió la presión y las corridas constantes. El desgaste comenzó a notarse en cada retroceso.
La definición del partido llegó con el penal convertido por Cavani, ejecutado con precisión y calma. La tribuna celebró con fuerza el 2-0. Esa acción selló un triunfo que el equipo buscó con paciencia.
Con la victoria, Boca cerró la fecha con una sonrisa y aseguró el liderazgo de su zona. Tigre, en tanto, quedó a la espera de resultados que definirán su futuro inmediato. La Bombonera despidió al equipo con ovaciones y una sensación general de satisfacción.

















