

La fiesta volvió a tomar Villa General Belgrano con una energía que mezcló tradición alemana, calor cordobés y un público que no se guardó nada. La 62° Oktoberfest dio inicio a una edición extendida, dividida en dos fines de semana, que convirtió a la localidad serrana en un punto de encuentro para miles de visitantes. Desde el primer día, el predio abrió a las 14 y sostuvo más de catorce horas seguidas de música, gastronomía y rituales cerveceros que marcaron el pulso del festejo.


Los desfiles típicos volvieron a ser un imán para quienes buscaban vivir la esencia centroeuropea en pleno corazón del Valle de Calamuchita. Más de mil participantes coparon las calles con trajes tradicionales, símbolos históricos y coreografías que dieron color a la tarde. Cada grupo aportó su impronta y reforzó la identidad de un evento que ya es marca registrada a nivel nacional.
Uno de los momentos más esperados volvió a darse con los espiches, donde se abrieron barriles gigantes y se repartieron quinientos litros de cerveza para el brindis colectivo. La escena, acompañada por música centroeuropea y la algarabía del público, reafirmó la mística que rodea al ritual cervecero. Para muchos visitantes fue el punto más festivo del primer tramo de la celebración.
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La programación musical del primer fin de semana reunió a Los Pericos, Abel Pintos y The Beatles Symphonic Fantasy, una combinación que mezcló nostalgia, pop local y un espectáculo sinfónico que sorprendió a quienes llegaron al predio. La variedad se sintió en cada escenario, donde la energía cambió según la banda, pero mantuvo una misma intensidad en el público.
La segunda parte promete todavía más con la llegada de Babasónicos, La Vela Puerca, La K’onga y Experiencia Queen, cuatro propuestas que anticipan noches cargadas de ritmo y una asistencia masiva. Cada grupo trae fieles seguidores y promete sostener la fiesta en un clima que ya tiene sabor a clásico cordobés. La expectativa crece a medida que se acerca el fin de semana largo.
El predio también ofrece una propuesta gastronómica amplia, que une platos regionales, recetas centroeuropeas y sabores internacionales. Los puestos sumaron opciones para todas las edades y dieron aire a una celebración que no se limita a la cerveza, sino que invita a recorrer cada rincón del lugar. Las familias encontraron espacios propios, juegos y zonas de descanso para cortar la jornada sin perderse nada.
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Las ediciones más recientes demostraron que la Oktoberfest ganó un peso cultural que trasciende el turismo ocasional. Cada año llegan visitantes de distintas provincias y países limítrofes, atraídos por una identidad que combina historia, música y el clima festivo serrano. Esa mezcla consolidó un evento que ya no depende de un nombre: vive por sí mismo y convoca con naturalidad.
La producción del festival reforzó el esquema con un sector VIP, DJs invitados y una iluminación renovada que acompaña el movimiento de los escenarios. La mejora técnica se notó en la experiencia general y elevó la puesta en un año que apuesta a sostener la calidad del evento. Los organizadores remarcaron el interés que genera la fiesta y la proyección de una edición que superó expectativas.
Con la mirada puesta en el próximo fin de semana, Villa General Belgrano se prepara para otro capítulo de una celebración que jamás pierde su encanto. Entre espiches, música en vivo y el ambiente serrano, la Oktoberfest vuelve a instalarse como una cita ineludible para quienes buscan una experiencia distinta dentro del mapa turístico argentino.

















