Un registro sorprendente en la nueva travesía de las ballenas en Península Valdés

Turismo18/11/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
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La décima temporada del proyecto Siguiendo Ballenas avanza con un equipo diverso que instala transmisores satelitales a 30 individuos en el Golfo Nuevo y registra datos que permiten conocer con más precisión cómo se mueven estas gigantes marinas por el Atlántico. El trabajo incluye a madres con crías y animales solitarios que se observan desde embarcaciones pequeñas, donde se aplica un protocolo minucioso para resguardar su bienestar mediante el uso de dispositivos livianos que se desprenden solos al cabo de un tiempo sin causarles daño.

Los científicos destacan que la ballena franca austral mantiene un vínculo histórico con las costas de Península Valdés, donde llegan cada año entre junio y noviembre para reproducirse y cuidar a sus crías antes de viajar miles de kilómetros en busca de alimento. En 2025 el registro superó los 2.100 ejemplares, lo que representa un aumento del 40 por ciento respecto del año anterior y confirma el valor biológico de la zona, además de su categoría de Monumento Natural Nacional.


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Durante esta temporada, el equipo local e internacional sostiene una rutina intensa que incluye observaciones continuas y comparación fotográfica con un catálogo que reúne más de 5.000 ejemplares conocidos. Cada ballena recibe un nombre tomado de la tabla periódica, como Neon o Einsteinium, lo que facilita su identificación y seguimiento a lo largo de los meses previos al inicio de los viajes hacia las áreas donde buscan alimento.

El proyecto incorpora transmisores de larga duración que ofrecen varias posiciones por día y permiten visualizar los recorridos en el sitio www.siguiendoballenas.org, donde se actualizan los movimientos en tiempo casi real. Los datos satelitales muestran rutas extensas, velocidades variables y zonas de uso que ayudan a entender cómo se desplazan por el Atlántico Sudoccidental y por mares subantárticos, lo que aporta información valiosa para detectar posibles interferencias con la actividad humana y para proponer medidas que reduzcan impactos.


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Una de las novedades más destacadas de la última década surge del seguimiento de Atenea, una ballena que en 2023 y 2024 se convirtió en la primera en unir los océanos Atlántico y Pacífico tras avanzar hacia la cuenca del Pacífico Sudoriental frente al extremo austral de Chile. Este tipo de trayectos confirma que la tecnología empleada logra registrar movimientos antes desconocidos y que cada temporada mejora la capacidad de obtener datos más estables y prolongados.

El proyecto enlaza su información con la iniciativa global Corredores Azules, una red que reúne organizaciones de distintos países para trazar un mapa mundial de rutas migratorias, lo cual amplía el alcance de las observaciones realizadas desde Argentina y permite integrar estos datos a una escala internacional que enriquece la comprensión de la especie.


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En 2024 algunos dispositivos alcanzaron cifras inéditas: las transmisiones de Moscovium y Sulfurium superaron los 380 y 400 días, un período que permitió observar que ciertas madres no regresan a Península Valdés para el destete, aunque sí se acercan al continente tras la migración estival. Estos registros superan marcas previas y confirman un avance sostenido en la calidad de los transmisores utilizados.

El proyecto, iniciado en 2014, suma ya más de 145 ballenas monitoreadas y se sostiene gracias al trabajo conjunto de instituciones argentinas y de países como Brasil, Dinamarca y Estados Unidos, lo que garantiza una red amplia de investigación. La labor en el mar requiere capitanes experimentados para acercarse con precisión a los animales, mientras que en tierra se procesan datos, imágenes y reportes que se integran a sistemas científicos internacionales.

El seguimiento recibe apoyo de organismos especializados en fauna marina, universidades, fundaciones ambientales y agencias internacionales con experiencia en estudios oceánicos. Las provincias de Chubut y Río Negro, junto con Prefectura Naval Argentina y el Ministerio de Relaciones Exteriores, avalan formalmente las campañas, que también incorporan aportes fotográficos de guías balleneros y comunidades costeras que observan a los animales desde hace décadas.


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Cada temporada incorpora nuevos diseños de transmisores que optimizan el funcionamiento y amplían la durabilidad del dispositivo, lo cual mejora la escala de los recorridos que se logran registrar. La miniaturización de los equipos representa un avance importante porque reduce el impacto sobre los animales y permite una observación más precisa en temporadas que pueden extenderse durante meses, con comportamientos que cambian según regiones y condiciones del océano.

La práctica de colocar estos equipos mantiene un protocolo estricto que evalúa el estado corporal de cada ballena y su reacción ante el bote de investigación, lo que garantiza que el procedimiento se realice solo cuando el animal se encuentra en condiciones óptimas. El objetivo es obtener información clave sobre zonas de uso, áreas de reproducción y rutas hacia regiones donde buscan alimento, para entender cómo podrían coincidir con actividades humanas como la pesca, el transporte marítimo o la extracción de hidrocarburos.

Esta combinación de trabajo científico, tecnología avanzada y cooperación internacional sostiene una de las iniciativas más completas del hemisferio sur para conocer la vida de un animal emblemático de la Patagonia. Con cada temporada, Siguiendo Ballenas fortalece una red de observación que revela aspectos poco conocidos, impulsa acciones de protección y aporta datos esenciales para conservar a una especie que recorre miles de kilómetros a lo largo del año.

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