Nicki y Andrea
El Hipódromo de San Isidro respiró un aire distinto durante la presentación de Andrea Bocelli. Nicki Nicole subió al escenario y cantó Vivo por ella con el tenor italiano, ante una multitud que siguió cada nota con asombro. La escena unió generaciones, estilos y mundos alejados entre sí, y dejó una marca inmediata en el público.
El cierre del concierto mantuvo el clima de magia. La rosarina irrumpió como voz femenina en una de las piezas más fuertes del repertorio del italiano. “Un honor compartir esta canción”, expresó Bocelli con emoción genuina, mientras el público respondía con un aplauso que se extendió más de lo habitual. El cruce entre ambos movió fibras que pocas veces coinciden en un mismo escenario.
La reacción de Nicki llegó sin demora una vez que bajó del escenario. “La mejor noche de mi vida acaba de suceder”, escribió en X apenas regresó a su camarín, todavía envuelta en adrenalina. Su teléfono no descansó: videos, fotos y mensajes se multiplicaron en segundos. “Chicos, ¡sigo sin creerlo!”, sumó mientras el reloj avanzaba hacia la madrugada.
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La emoción la atravesó durante toda la noche. “Obviamente no dormí nada”, confesó al amanecer, y acompañó esas palabras con el anuncio de nuevas entradas para su próximo show y el estreno de la nueva temporada de Envidiosa. Todo ocurrió dentro de un torbellino que reflejó un estado pleno, entre sorpresa y felicidad compartida.
Las redes explotaron con mensajes de cariño. “Rosario sonando junto a una de las voces más grandes del mundo”, celebró un usuario. Otra voz aportó ternura: “Tiene una voz tan dulce que traspasa cualquier dulzura”. Los saludos siguieron con una catarata de elogios: “Nunca dudes de lo inmensa que sos, Nicki, te merecés lo mejor”. Cada comentario empujó la emoción de la noche hacia un plano más colectivo.
El gesto de Bocelli coincidió con un momento especial para la cantante. El 19 de febrero la espera una cita inédita: su primer concierto sinfónico en el Teatro Colón, dirigido por Nico Sorín y acompañado por más de setenta músicos. Será una forma nueva de recorrer su obra, con arreglos que amplían su universo artístico y la conducen hacia una experiencia de escala enorme.
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La pregunta flota en el ambiente: ¿cómo suena la música urbana dentro de un templo lírico? La respuesta llegará cuando las butacas del Colón reciban a una artista que avanza sin miedo y con la convicción de que su música puede dialogar con cualquier estructura. El encuentro entre lo popular y lo académico promete una noche que dejará un registro único.
Nicki ya vivió una prueba intensa meses atrás. En Rosario, ante 250.000 personas, cantó en el Monumento a la Bandera durante el festejo por los 300 años de la ciudad. “Buenas noches, Rosario. Estoy orgullosa de haber nacido aquí”, dijo aquella vez, conmovida por un público que la acompañó como si cada canción fuera un abrazo de ida y vuelta.
Ese sentimiento vuelve a encenderse ahora, cuando su voz suena junto a Bocelli y se prepara para pisar el Colón. La artista avanza con paso firme y deja una huella que combina emoción, raíces y un futuro que late con fuerza propia.
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